Los tres puntos que el Espanyol ha conseguido en Montilivi significan mucho más que la salvación (prácticamente) matemática del equipo. A pesar de completar una actuación que todavía tiene mucho margen de mejora, en el fútbol los resultados mandan y los blanquiazules empiezan a ver la luz al final del túnel. Los aficionados pericos vuelven a sonreír después de muchas semanas.

Habrá que ver si la receta contra la depresión ha sido provisional o definitiva. De momento, sin embargo, el cambio de Quique Sánchez Flores por David Gallego se ha traducido en el punto y final de la racha de tres derrotas consecutivas y de la de más de cinco partidos sin ver portería. Gerard Moreno, evidentemente, ha ayudado en ambos aspectos.

El nuevo entrenador del Espanyol se ha mostrado muy activo desde el primer momento hasta el último, hecho que ha contrastado con la apatía con la que Quique se miraba a sus jugadores. Actitud no le falta, a Gallego. Cuando fue designado ya dijo que se sentía preparado y este domingo ha aprobado con un notable su primer examen.

De esta forma, los seguidores blanquiazules se preparan para un final de temporada ambicioso en el cual quieren mejorar las sensaciones del resto del curso. Montilivi ha sido testigo de que la plantilla perica tiene mucha calidad y de que, si las condiciones son favorables, Cornellà puede disfrutar de buenas tardes de fútbol el próximo año.