El Barça afronta días decisivos en uno de los asuntos más delicados de su planificación deportiva. Ronald Araujo vuelve a incorporarse a los entrenamientos tras su periodo de ausencia y, con ello, se comienza a hablar de su futuro en el Barcelona. En los despachos del club no quieren más dilaciones y la dirección deportiva ha tomado una postura firme ante la incertidumbre que rodea al central uruguayo.
Y es que Deco necesita respuestas claras. El Barça entra en un mercado de enero complejo, con recursos limitados y decisiones estratégicas que no pueden aplazarse. La continuidad de Araujo es una de ellas, y su falta de definición empieza a generar inquietud dentro del club, tanto a nivel deportivo como económico.
Una semana para aclarar el futuro de Araujo
La realidad es que Deco le ha trasladado al entorno de Araujo que tiene una semana para comunicar qué quiere hacer. El central no tiene clara su continuidad en el Barça y esa duda comienza a ser un problema. En la dirección deportiva entienden que no se puede planificar el mercado sin saber si uno de sus capitanes queire seguir. Si en ese plazo no hay una respuesta firme, en el club interpretarían que lo mejor es abrirle la puerta. La venta de Araujo ya no es un tabú y empieza a ser una opción real, especialmente si permite generar ingresos y margen salarial para reforzar otras posiciones clave.
Además, la incertidumbre obliga al Barça a anticiparse. Saber si Araujo seguirá o saldrá es fundamental para determinar qué tipo de recambio habría que buscar en este mismo mercado de invierno, algo que no es sencillo dadas las restricciones económicas actuales.
La dirección deportiva ve con buenos ojos una salida
En este sentido, dentro del Barça empieza a ganar fuerza una idea que hasta hace poco parecía impensable. En la dirección deportiva consideran que Araujo no está atravesando su mejor momento futbolístico y existe la sensación de que su ciclo podría estar acercándose a un punto de inflexión. Una salida ahora permitiría al club ingresar una cantidad importante y, al mismo tiempo, liberar presión sobre un jugador que ya no se siente indiscutible.
No se trata solo de una cuestión deportiva, sino también estratégica. El Barça necesita tomar decisiones valientes y evitar situaciones enquistadas que acaben perjudicando al proyecto a medio plazo. Así pues, el mensaje es claro y el plazo está marcado. Araújo debe hablar y decidir. Si no lo hace, Deco y la dirección deportiva entenderán que el camino correcto es la venta. El mercado de enero se acerca y en el Barça no quieren llegar tarde.
