El FC Barcelona afronta un inicio de curso cargado de exigencia y con una plantilla más profunda que en temporadas anteriores. La competencia interna es máxima, y uno de los grandes señalados en este arranque ha sido Dani Olmo, que todavía no ha logrado asentarse en el once de Hansi Flick. Con Fermín López ganándole terreno en la mediapunta, el internacional español lanza un mensaje claro: no piensa aceptar el rol de suplente durante toda la temporada.
Un inicio complicado
Olmo llegó el verano pasado como uno de los fichajes estrella del proyecto de Laporta y Deco, tras una inversión cercana a los 60 millones de euros. Sin embargo, entre lesiones y falta de continuidad, su primera campaña dejó más dudas que certezas. Esta segunda temporada se presentaba como la de su reivindicación, pero el arranque no ha sido el esperado.

Fermín ha convencido a Flick con su energía, llegada y capacidad de sacrificio, lo que ha relegado a Olmo a un segundo plano. Una situación que el catalán no está dispuesto a prolongar demasiado tiempo.
La ambición de Olmo
El mensaje desde su entorno es claro: Olmo quiere pelear, competir y demostrar que tiene nivel para ser titular en el Barça. Consciente de que la temporada es larga y que habrá muchas rotaciones, el jugador quiere aprovechar cada oportunidad para darle la vuelta a la situación.
Esa mentalidad ya ha llegado a oídos de Flick, que valora su compromiso, aunque también le exige más regularidad en los entrenamientos y partidos.
La decisión de Flick
Para el técnico alemán, la competencia es positiva. Sabe que la plantilla necesita varios jugadores de calidad en la mediapunta y que la temporada, con Liga, Copa y Champions, requerirá de todos. Sin embargo, Flick también tiene claro que ahora mismo Fermín parte con ventaja, por lo que Olmo deberá elevar su nivel si quiere recuperar protagonismo.

Además, la recuperación de Frenkie de Jong y la irrupción de otros jóvenes en posiciones más adelantadas complican todavía más el panorama. El reto de Olmo es mayúsculo.
Dani Olmo no se resigna a un papel secundario en el Barça. Tras un arranque difícil, el catalán ya avisa de que no aceptará ser suplente toda la temporada. Su ambición es máxima y quiere demostrar que la fuerte apuesta económica del club por él tuvo sentido. El desafío está servido: o consigue darle la vuelta a la situación, o su futuro en el Camp Nou podría empezar a ponerse en duda antes de lo esperado.