Dura vuelta a la realidad. La irregularidad del Espanyol durante esta temporada ha hecho acto de presencia en el Benito Villamarín con la versión perica más oscura y los blanquiazules han encajado una derrota clara en Sevilla (3-0). Los de Quique Sánchez Flores pierden uno de los últimos trenes hacia Europa.

De aspersores con vida propia y leyes de Murphy

Noche y día. El Espanyol visitaba a uno de los conjuntos con más voluntad de tener la pelota de la Liga Santander y el partido se ha acabado convirtiendo, como era fácil de prever, en un duelo de estilos. Los catalanes se han instalado en campo propio y se han limitado a defenderse de los intentos de ataque locales, y lo han conseguido durante buena parte de la primera mitad: la posesión de alrededor del 70% a favor de los andaluces no ha tenido efecto a nivel de ocasiones.

Los paraguas y aspersores con vida propia, y la poca resistencia de los LEDs del estadio a la fuerte lluvia (se han apagado en dos ocasiones), han animado el despropósito futbolístico que se estaba viendo sobre el césped. Pero Quique Setién es Quique Setién, y el fútbol proactivo siempre acostumbra a dar resultados. El Betis ha demostrado que sí que es un equipo dispuesto a luchar por Europa y poco a poco ha ido haciéndose con el control hasta que ha encontrado el premio.

Y lo ha hecho, principalmente, gracias a dos nombres propios: Pau López y Ryad Boudebouz. El portero, el futuro del cual está más cerca del conjunto verdiblanco que de Cornellà, ha jugado de titular y ha cometido un grave error que ha significado el primer gol de la noche, obra de Junior después de un mal rechace de Granero pasada la media hora de juego. "Si alguna cosa puede salir mal, saldrá mal", que postulaba Murphy. El mediocampista argelino, por su parte, ha jugado a un gran nivel, se ha erigido como líder de los suyos y, además, ha marcado el gol de la tranquilidad en los primeros minutos de la reanudación.

Sin luces

De europeo, hoy, el Espanyol sólo ha tenido el horario del partido. Ser aficionado perico esta temporada quiere decir acabar un partido con sensaciones medianamente buenas y perder la esperanza de competir por posiciones europeas sólo una semana después. La bipolaridad es la gran protagonista de los últimos meses de vida del proyecto de Quique; numéricamente, futbolística y mentalmente, los blanquiazules están muy lejos de equipos como el Betis, que sí que están preparados para pedir el billete a Europa que otorgará la séptima posición de la Liga.

La apatía perica ha permitido a los locales gestionar con inteligencia la ventaja conseguida durante prácticamente toda la segunda mitad. El intento de reacción visitante ha sido nulo a efectos prácticos. Sin ideas ofensivas, sin intensidad y sin carácter. Sin luces. Oscuridad y frialdad. Ni Gerard Moreno, muy solo en ataque, ha podido reavivar una llama que va perdiendo bastante poco a poco.

Sin hacer demasiada cosa más, Quique Setién y los suyos han redondeado la fiesta con un gol de Francis después de un pase de Fabián. La sentencia ha puesto la guinda a toda una lección de proyecto serio: juventud, confianza ciega en los jugadores de la casa y fútbol de creación. El Betis jugará la Europa League el próximo año o no, pero sea como sea el Benito Villamarín estará orgulloso del modelo de club y del estilo de juego.

Con la derrota, el Espanyol se despide prácticamente de disputar competición europea y encara las nueve jornadas restantes con el objetivo de que el tiempo pase lo más rápido posible. La próxima temporada será otra. Los andaluces, por su parte, empatan a puntos con el Girona, que este domingo juega en el Santiago Bernabéu.