Un Barça diferente, impreciso y poco fluido, ha sabido gestionar los regalos de la Roma para dejar la eliminatoria de cuartos de final de la Champions League muy bien encarrilada. Dos goles en propia portería de los italianos y otros de Gerard Piqué y Luis Suárez han protagonizado un partido que ha sido menos vistoso del habitual a pesar de la goleada. Un gol de Dzeko todavía da alguna esperanza a los italianos.
Porque el Barça no sido aquel equipo gladiador. Messi no ha tenido su día más fino y al equipo también le ha faltado el control del medio del campo. El aficionado blaugrana –haciendo la tercera mejor entrada de la temporada– ha tenido momentos en que ha estado más pendiente de los globos amarillos por la libertad de los presos políticos que del juego de los suyos.
Rigor para no sufrir
El Barça ha apostado por la seguridad más que por el descontrol, aunque también ha habido. Ernesto Valverde, consciente de que el equipo ha tenido episodios de desconexión defensiva en algunos grandes partidos en esta temporada, se ha querido cubrir las espaldas desde el principio. Dembélé se ha quedado en el banquillo, apostando por cuatro mcentrocampistas, y su lugar ha sido para Sergi Roberto. Más atrás en el lateral derecho ha jugado el recuperado Semedo.
Y es que el Barça se ha mostrado cauteloso contra una Roma que también ha sido conservadora. Un partido en que nadie ha querido tomar riesgos. Los culés han apostado nuevamente por la pelota, pero los romanos no se han conformado en esperar.
El Barça ha estado serio, agresivo, intenso, pero también con dudas defensivas. El quebradero de cabeza del Sevilla ha vuelto a escena. La posesión, sorprendentemente muy repartida, ha tenido poca incidencia porque el partido ha sido de golpes. El Barça se ha armado con los contragolpes.
Fogonazos de sentencia
Nada es lo que parece. El Barça, muy cambiado al de siempre y con imprecisiones atípicas, se ha beneficiado de los fogonazos de buen juego. Y finalmente la firmeza de la Roma también ha tenido un límite.
Los blaugrana se han aprovechado de la mala suerte de los italianos y han recibido con los brazos abiertos dos regalos para empezar a decantar la eliminatoria. Dos goles en propia portería de la Roma, uno al final de la primera mitad y el otro al inicio de la segunda. Uno más de Piqué cuando los romanos estaban más perdidos ha acercado la goleada. La Roma, sin embargo, ha salvado el partido con un gol de Dzeko cuando más ha sometido a los blaugrana en el tramo final. Y Luis Suárez en las postrimerías se ha reencontrado con el gol en Europa.
El Barça ha hecho un partido discreto, en el que ha sido poco reconocible, pero ha arañado una contundente victoria que deja la eliminatoria muy de cara. Cuatro goles en casa y sólo uno encajado es un gran seguro para viajar a la capital italiana sin temores. Las semifinales están más cerca.