Hace poco intentar instalar un enchufe nuevo en casa era sinónimo de lío siempre. Había que abrir la pared, aguantar ruido, polvo y convivir con una pequeña obra que se alargaba en muchas ocasiones más de la cuenta. Por eso mucha gente tiraba de regletas, que al principio parecían la solución mágica, pero siempre acaban siendo un nido de cables por el suelo que crean una imagen poco cuidada de tu hogar

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La nueva corriente de enchufes en casa

La cosa cambió con la llegada de los enchufes de superficie. La gracia es que no hay que empotrar nada, se colocan directamente sobre la pared y los cables van por canaletas que los protegen y, de paso, los camuflan. En la práctica, significa que en unas horas puedes tener nuevas tomas de corriente, sin obras, sin polvo y sin desmontar media casa. Y encima, cada vez hay modelos más completos: con USB, con carga rápida para el móvil, incluso con regulador de luz. De esta manera, esta opción ha empezado a ser la favorita para muchísima gente que quiere ampliar el número de enchufes de su casa, dónde no nos conformamos con unos pocos. 

Enchufe de superficie
Enchufe de superficie

Evidentemente, no todo es perfecto. Estos enchufes quedan más a la vista que los tradicionales y, al sobresalir un poco, pueden llevarse algún golpe de más. Pero para quien quiere soluciones rápidas y prácticas, compensan con creces. Es más, en casas antiguas o con paredes duras de ladrillo u hormigón, donde abrir la pared es un infierno, resultan casi imprescindibles.

Eso sí, aunque parezca sencillo, estos enchufes los debe instalar siempre un electricista, es importante que no lo hagáis vosotros por vuestra cuenta porque puede ser muy peligroso. No es solo cuestión de que quede bonito: se trata de asegurar que el cableado está bien protegido y que no habrá sustos con sobrecargas. Al final, hablamos de electricidad, y ahí no conviene improvisar.

Una solución eficaz y cada vez más estética

Los enchufes de superficie han pasado de ser una opción remota para mucha gente a convertirse en una opción cada vez más común. Son prácticos, rápidos de instalar y permiten adaptar la casa a las necesidades de hoy, donde siempre falta un enchufe cerca, ya sea para cargar el móvil cuando nos vamos a dormir o para cualquiera otra utilidad. Puede que no sean invisibles, pero a cambio ofrecen algo muy valioso, comodidad y seguridad sin obras de por medio. 

Los primeros modelos eran bastante básicos, blancos y cuadrados, pensados más para ser funcionales que para gustar. Pero hoy en día los fabricantes han entendido que la gente quiere que encajen en la decoración. Por eso ya se ven acabados en negro mate, en tonos metálicos o incluso con marcos de madera. Lejos de ser un parche feo, se están convirtiendo en un elemento más del diseño del hogar.