Se llama Aliona Bolsova y nació en Moldavia hace dos décadas. Con 3 años, sus padres -dos atletas que participaron en los Juegos Olímpicos- decidieron establecerse en la Costa Brava, concretamente en Palafrugell. Ahora, 21 años después, esta tenista se ha convertido en una de las grandes sorpresas del Roland Garros después de alcanzar la tercera ronda del torneo.

Bolsova encadena cinco victorias al Grand Slam parisino, tres en la fase previa que da acceso al cuadro principal y dos en este, el último contra la rumana Sorana Cirstea por 7-6 (5) y 7-6 (3).

Actualmente la tenista moldavo-catalana ocupa la posición 137 del ranking, pero podría situarse entre las 100 mejores del mundo si supera a la rusa Ekaterina Alexandrova en los octavos de final del torneo.

Lo más curioso es que con 17 años Bolsova dejó el tenis para dedicarse a sus estudios. Después de superar la selectividad se marchó a los Estados Unidos para estudiar diseño artístico, primero e historia, después.

El año pasado, sin embargo, volvió a empuñar la raqueta con una mentalidad profesional y, aunque sigue combinando el deporte y su carrera, ahora alcanza los octavos de uno de los torneos más prestigiosos del mundo.