El París Saint-Germain necesita reforzar su línea ofensiva. Tras las salidas de Di Maria y de Mauro Icardi, el conjunto francés intentó fichar a Nkunku, sin éxito, por lo que decidió confiar en el estado físico de Mbappé, Messi y Neymar y esperar una temporada más. Y el objetivo prioritario en estos momentos es Ousmane Dembélé, con el que ya hubo contactos la primavera pasada. El extremo blaugrana acabó renovando con el Barça, pero con unas condiciones peculiares.
Por un lado, Dembélé exigió un contrato de solo 2 años a cambio de rebajarse considerablemente el salario. La otra condición fue la de reducir la cláusula a los 100 millones de euros, una cifra que será de solo 50 millones en los meses de junio y julio del 2023, tal y como adelantó el diario L'Equipe. Y es aquí donde entra el PSG, que se está planteando muy seriamente repetir la operación Neymar y arrebatarle Dembélé al Barça.

Xavi, el gran protector de Dembélé
La diferencia con Neymar es que en el caso de Dembélé hay personas dentro del Barça que no verían nada mal que el francés se fuera del club. La irregularidad del extremo y las formas de su representante, Moussa Sisoko, no gustan en el Barça, además de que los 50 millones vendrían muy bien para reforzar la plantilla. Dembélé no jugó limpio con el Barça durante las negociaciones para su renovación, a lo que se añade que el francés sigue sin demostrar poder ser uno de los líderes del equipo.
Al otro lado de la balanza está Xavi Hernández, que confía ciegamente en Ousmane Dembélé, del que llegó a decir que tenía todas las condiciones para ser el mejor extremo del mundo. "Tiene un talento único. Tiene que intentarlo, aunque pierda balones. El jugador es diferente al resto, es único. Tiene que driblar, intentarlo, centrar...", afirmó Xavi antes del Mundial de Qatar. "Mi relación con Xavi es muy buena y especial desde el primer minuto, conectamos. Siempre lo digo, la verdad, Xavi también, me gusta mucho como persona y entrenador", manifestó, por su parte, Dembélé.

Dembélé desaprovecha la oportunidad
Después de varias temporadas jugando mucho menos de lo esperado por las lesiones, en esta ocasión Ousmane Dembélé lo ha tenido todo para explotar. El francés no se ha lesionado y ha tenido la confianza ciega del entrenador. Aún y así, su irregularidad se ha mantenido. Dembélé ha dejado algunas acciones espectaculares, pero las ha combinado con decisiones inexplicables y con partidos en los que ha desaparecido, algo impropio en una estrella.
La esperanza del Barça era que Dembélé firmara un gran Mundial, que se revalorizara, pero el extremo, a pesar de ser titular indiscutible para Deschamps, firmó un campeonato muy irregular, que terminó con el penalti cometido sobre Di Maria en la gran final y con su cambio en el minuto 41.