Uno de los momentos más esperados de los últimos meses en el fútbol español fue a la hora de conocer los 26 futbolistas que Luis Enrique Martínez iba a llevarse al Mundial de Qatar para intentar coser la segunda estrella para La Roja. En un país donde cada persona ejerce de seleccionador desde el sofá de casa, todo el mundo dio su veredicto sobre los elegidos por parte del asturiano. Alguno se habría llevado a Sergio Ramos, algún otro a Sergio Canales o Thiago Alcántara, y también los había que alimentaban el debate en la portería, pero muchísima gente coincidió en que la posición de delantero centro no estaba bien cubierta.
Álvaro Morata, el único delantero centro de la selección española
Aunque hay varios jugadores que pueden ocupar ese rol como Marco Asensio, Ferran Torres o Ansu Fati, solo uno es un 9 de formación, y se trata de Álvaro Morata. El colchonero es el único atacante más referencial que se llevó Luis Enrique, en una decisión que sorprendió a muchos y que disgustó a otros. El seleccionador demostró sus motivos, pues se ha visto que, a priori, Morata no es titular, pues en las dos primeras jornadas empezó en el banquillo.
No obstante, su rendimiento está siendo inmejorable, y lleva ya tres goles, uno en cada partido, tanto en los que fue suplente como contra Japón, su única titularidad. No es raro pensar que Morata pasará a ser titular en lo que le quede a España en el Mundial y, si eso pasa o si sufre algún problema físico o sanción, no habrá ningún delantero parecido a él que pueda jugar.
Un Mundial donde se la juegan todos
Mucha gente pidió otro perfil rematador como Borja Iglesias, que fue convocado antes del Mundial para los dos últimos partidos de la Nations League, o Joselu, en muy buena forma con el Espanyol. Los dos últimos partidos de La Roja, que no dejaron muy buenas sensaciones y en el que Morata fue de los mejores, hizo reactivar el debate sobre esa decisión de Luis Enrique, y es que en un Mundial siempre hay en juego muchas cosas, y para todos.
Esta Copa del Mundo es el gran torneo de la etapa del asturiano como seleccionador y, también, de Luis Rubiales como presidente de la Real Federación Española de Fútbol. En 2018, en Rusia, todo se vio entorpecido por el despido fulminante de Julen Lopetegui poco antes del Mundial, y con Hierro de seleccionador como medida de urgencia, era muy difícil esperar un resultado brillante. Pero, en Qatar, un año después de llegar a las semifinales de la pasada Eurocopa, las expectativas, así como las exigencias, son muy altas.