Xavier Moret (Barcelona, 1952) es un periodista especializado en viajes. Tiene libros sobre la costa oeste de Estados Unidos, sobre Australia, sobre Islandia, sobre Grecia, sobre Armenia, sobre la Costa Brava... Además ha publicado obras para niños y para jóvenes y libros de ficción, como El americano que amaba a Moby Dick. Ha recorrido África, de las Bijagos al Kilimanjaro. Ahora publica Tras los pasos de Livingstone. Un viaje por el África oriental a través de las rutas de los primeros exploradores (ed. Península).

Xavier Moret periodista Livingston - SergiAlcazar

¿Cómo llega a interesarse por África?

Yo a los 20 años voy a Marruecos, porque ya empiezo a interesarme por lo que hay más abajo del Estrecho. Pero cuando la cosa cambia radicalmente es cuando llego al África Negra. Allí me doy cuenta de que me siento muy a gusto. Es un continente que funciona de forma muy diferente al nuestro y quizás por eso nos engancha mucho. Me parece muy interesante justamente por el contraste con la cultura europea que tenemos.

El África literaria se parece poco al África real de hoy en día

En Tras los pasos de Livingstone explica que buena parte de su fascinación por África le llega a través de las lecturas de Salgari, Verne, Rider Haggard... ¿En qué se diferencia el África que conoce personalmente a través de sus viajes del África literaria?

El África literaria es más mitificada, más romántica... Te esconde muchas cosas. El África real es más dura, pero tiene un punto de fascinación que te engancha bastante... El África literaria se parece poco al África real de hoy en día, pero te da uno trasfondo que te ayuda a aproximarte al África real. África es un continente lleno de problemas, de hambre, de conflictos, de desestructuración, de corrupción... Pero yo no quería centrarme en eso; me interesaba más dar una visión positiva de ella. Quería hablar de un África que te enseña muchas cosas, que te enseña a conocer al otro, que te da lecciones sobre cómo vivir bien...

¿Porque escribir concretamente sobre el África Oriental?

Esta región es una parte del África que tanto por la fauna como por el paisaje enseguida te atrae. Y es una zona adonde he ido muchas veces. He querido analizarla a través de los exploradores, porque es una historia que siempre me ha interesado mucho. Me fascinaban estos hombres que se enfrentaban a un territorio desconocido, que buscaban las fuentes del Nilo... Y me interesaba contrastar su experiencia con la situación actual de la zona. Este era un libro que hacía años que tenía en la cabeza y  ahora al final lo he podido materializar.

¿Cómo es que su relato empieza con Zanzíbar?

Es un espacio que me despertó la imaginación cuando leía a Conrad, o los dietarios de Burton, Speke, Livingstone... Son unas lecturas que me acompañaron mucho a la hora del viaje. Me llamaba la atención que muchos de estos personajes salían de Zanzíbar, y por eso yo empiezo el libro en Zanzíbar, un destino que te permite adentrarte en el continente.

Los exploradores van a unos territorios desconocidos a ver una cosa que no saben qué es, y por el camino se encontrarán cosas que no se esperan

¿Por qué seguir las huellas de Livingstone, Stanley, Burton o Speke? ¿Qué tienen estos personajes que le fascinan tanto?

Lo que tienen de especial es que van a unos territorios desconocidos a ver una cosa que no saben qué es y que por el camino se encontrarán cosas con que no se esperan. A mí el mundo de la exploración me atrae. Ahora bien, una cosa es lo que ellos te explican en sus diarios y la otra es lo que encuentras a través de otras fuentes... Algunos no eran nada modélicos. Burton hablaba 30 lenguas, pero las biografías te lo pintan como un personaje conflictivo.

¿Y Stanley?

Stanley es el peor de todos. Es un gran explorador, sin duda; es él quien traza el mapa del centro de África. Y también es un gran periodista. Pero se alía con el rey Leopoldo y provoca los grandes desastres del Congo. Es corresponsable de las grandes matanzas y de los desastres actuales del Congo. Stanley entra directamente en el terreno de la corrupción y de la crueldad.

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Espero que algún día le den el Nobel a Thiong'o, porque se lo merece...

Además de los exploradores, África Oriental está llena de personajes míticos que se mencionan en su libro, desde Ernest Hemingway hasta Karen Blixen, pasando por Jane Goodall y Humphrey Bogart...

Este es uno de los aspectos atractivos del libro. Esta parte del África colonizada por británicos bebe mucho de las fuentes escritas en inglés, algunas de las cuales son muy conocidas. Pero también he querido dar la voz a los habitantes de allí, como el escritor kikuyu Ngugi Wa Thiong'o. Hasta ahora no había esta visión. Cuando nos han explicado la forma de ver la historia de los africanos, nos ha dado la vuelta a lo que conocíamos, nos ha dado una historia mucho más crítica. Espero que algún día le den el Nobel a Thiong'o, porque se lo merece...

En Tras los pasos de Livingstone cita continuamente a los grandes exploradores, pero no deja de desmitificarlos. Incluso duda de que Stanley dijera la famosa frase: "El Dr. Livingstone, supongo"...

Es muy difícil creer que llegara a decir eso. Él mismo arrancó las páginas de su dietario que correspondían a aquella fecha. Una frase tan protocolaria es difícil que la dijera al encontrarse a un misionero perdido durante dos años en África. Francamente: suena de lo más rígido. El viaje que te han vendido los exploradores, no siempre es el que vivieron, como se puede deducir cuando explican sus rivalidades.

Muchos de estos personajes combinaban un gran amor por África con un gran desprecio por los africanos...

Todos estos personajes sienten un gran amor por África, pero cuando bajan al nivel de los africanos no muestran ningún aprecio por ellos. Esto lo encuentras en Burton, en Stanley, pero también en Jane Goodall... En cambio, Karen Blixen habla muy bien de sus sirvientes, pero no se da cuenta de que ha sacado la tierra a los kikuyu y que eso genera un conflicto. Hay una contradicción entre el África mítica, idílica, que explican los exploradores, y el África actual, llena de problemas. La cuestión básica es que los problemas no salen de golpe, muchos de ellos tienen su origen, básicamente, en el tiempo de los exploradores.

En el Congo hoy se vive una situación de miseria generalizada. Y el colonialismo tiene una cierta responsabilidad en ello

¿La historia que recorre es la historia de los africanos o la de los europeos en África?

El hilo conductor de mi libro es la historia de los europeos en África, porque lo que tenemos nosotros como referente son las historias de Burton, Speke, Stanley... Pero en el camino también quiero encontrar la realidad de las sociedades africanas. Y por eso intento contrastar el África mítica de los exploradores con el África que veo yo ahora directamente. Ha habido más historiadores que han trabajado la acción occidental en África que historiadores que hayan trabajado las sociedades africanas. Ahora, cuando se han empezado a desarrollar estos estudios nos hemos dado cuenta del mal que ha hecho el colonialismo. Y el ejemplo absoluto de eso lo encontramos en Congo, un país desestructurado en que el rey Leopoldo y Stanley hicieron barbaridades, como refleja Joseph Conrad en sus novelas. En Congo hoy se vive una situación de miseria generalizada. Y el colonialismo tiene una cierta responsabilidad en ello.

El África que describe es también la del Mau-Mau, la del genocidio de Ruanda, la de la guerra del Congo... ¿Qué queda de estos episodios trágicos?

Yo he descubierto que en África hay mucha más capacidad de olvido que en Europa. La guerra civil española hace 80 años que pasó y todavía nos remueve, todavía quedan cosas de ella. En África se vive mucho al día. El genocidio de Ruanda está pasado, aunque todavía hay consecuencias de él, obviamente, como también hay de la represión que se ejerció contra el Mau-Mau.

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El turismo de lujo es muy falso. Allí no tocas a África. Te presentan el paisaje desconectado de la población...

El África Oriental tiene fama de ser un África cómoda para viajar, tanto si vas de mochilero como si quieres un viaje de lujo. ¿Es así?

Hay problemas para ir de mochilero. Sobre todo, porque los parques naturales son muy caros... En Masai Mara, en el Ngorongoro, en Serengueti... Si quieres ver la gran fauna tienes que pagar como cualquiera. En el África Oriental hay un circuito de turismo rico, de ressorts, donde no entras en contacto con la población, pero eso es muy falso. Yo creo que allí no tocas a África. Te presentan el paisaje desconectado de la población...

¿Cómo ha cambiado el África Oriental desde que la conoció?

Este libro es el resultado de unos cuantos viajes, aunque lo he estructurado si fuera uno solo. Yo acostumbro a volver a los sitios que me fascinan. No me gusta hacer colección de países; a menudo quiero volver a los lugares y ver cómo han cambiado (aunque a veces te llevas grandes decepciones, como me pasó en Nepal). África Oriental, desde que la conocí, ha cambiado muchísimo. Las parabólicas y los teléfonos móviles lo han cambiado todo. Antes sabías cómo había quedado el Barça cuando volvías de viaje; ahora puedes seguir el partido en directo. En África estás mucho más conectado con Europa. Antes, viajar era romper con tu origen, y ahora puedes conectarte por whatsapp aunque estés en el culo del mundo. Y al África Oriental ha llegado el turismo de masas, que ha alterado la relación entre los viajeros y los locales, y eso provoca un cambio en la visión del país que visitas.

Podría hacer un libro explicando tragedias, pero he preferido hacer este...

Los africanos que se presentan a Tras los pasos de Livingstone tienen mucho sentido del humor... ¿En África se ríe más de lo que se llora?

África está llena de desastres, tragedias, hambre... El día a día es muy duro. Pero yo prefiero quedarme con la visión más lúdica. Los africanos tienen una alegría de vivir que contrasta con la dureza de su mundo. Aprovechan cuando pueden para reír. Podría hacer un libro explicando tragedias, pero he preferido hacer este...

Pero el último libro que cita en su obra es El corazón de las tinieblas, de Joseph Conrad. Un libro trágico...

La última parte de África que toco en el libro es Congo. Y el Congo es Stanley, el rey Leopoldo... El libro de Conrad es un buen libro literariamente, pero además es un buen libro de denuncia de la actitud colonialista europea. Y me parecía que era una buena forma de asomarme a un infierno visual que es atractivo pero que te despierta muchos miedos.

Tras pasar por sitios paradisiacos como el Serengueti o el Ngorongoro, su libro acaba en Goma, una localidad infernal, literalmente situada bajo el volcán... ¿Es una metáfora de cómo acaba África?

Es una metáfora no de cómo acaba África, sino de las muchas dudas que te despierta la actitud europea hacia África. Congo, que es un país tan rico, es un absoluto desastre, con guerras, guerrillas, conflictos... Y eso te genera muchas dudas...

¿Tiene algún viaje pendiente?

Ahora vengo de Japón, un país que me gusta mucho. Acabo de llegar hace poco. Y próximamente volveré a África Oriental: pasaré por Tanzania. Y más tarde tengo previsto visitar China, la parte tibetana. Y todavía tengo otros proyectos por acabar de atar...