Barcelona, 14 de abril de 1890. Hace 134 años. Plaza de Catalunya. El ingeniero industrial Francesc Bonet i Dalmau encendía el primer motor del primer automóvil fabricado casi íntegramente en Catalunya. El Bonet, el primer coche catalán de la historia, haría el trayecto que separaba las plazas de Catalunya (en aquel momento, en el extremo norte de la trama urbana de la ciudad) y del Rellotge (en el centro de la Vila de Gràcia) en poco menos de media hora. Aquel pionero avanzaría con cuatro pasajeros a bordo: Francesc Bonet, constructor y propietario; el industrial zapatero Bartomeu Huguet (padre de la soprano Josefina Huguet); el industrial Manuel Bertrand i Salsas (propietario de varias fábricas textiles en el Llobregat) y un mecánico de quien desconocemos el nombre.

Representación del Portal del Ángel, Barcelona (circa 1890). Font Pinterest
Representación del Portal de l'Àngel, Barcelona (circa 1890) / Fuente: Pinterest

¿Quién era Francesc Bonet?

Francesc Bonet i Dalmau era un ingeniero industrial nacido en 1840 en Valls, propietario de una fábrica textil situada en Barcelona, en la calle Diputació, que había sido la primera en Catalunya en utilizar máquinas tricotosas. Bonet era un emprendedor nato, con un perfil innovador muy marcado, que le había dado mucho prestigio. Pero al margen de la ocupación empresarial, desarrolló dos actividades que lo harían, todavía, más popular. La primera como mecenas de la ópera. En un rincón de la fábrica, habilitó un espacio para enseñar a cantar a los hijos de sus trabajadores y de los vecinos del barrio. De la Manufactura Sans (que era el nombre histórico de aquella fábrica) salieron dos figuras primordiales de la música catalana del momento: Josefina Huguet y Maria Barrientos.

¿Quiénes eran los acompañantes de Bonet en aquel primer viaje?

Aquel grupo de personas que formaron parte de aquel primer viaje explican muy bien la otra gran pasión de Bonet: "Los vehículos que se movían sin caballos". El primero es Bartomeu Huguet (Verdú, circa 1840 – Barcelona, 1907), un auténtico self-made man, que, de la nada, había creado una moderna industria de fabricación de calzado. Era, también, el padre de Josefina Huguet, uno de los "descubrimientos" artísticos de Bonet. Y el segundo era Manuel Bertrand i Salsas (Molins de Rei, 1848 – Barcelona, 1911), un potente industrial del textil, que, poco después (1905), sería el creador de la Industria Azucarera del Segre, en Menàrguens (La Noguera), el gigante del sector de la transformación de la remolacha azucarera (1905); y que sería el promotor del ferrocarril Mollerussa-Balaguer (1905).

Fabrica de la Hispano Suiza, en el barrio de la Sagrera, de Barcelona (1911). Fuente Centro Documental de la Sagrera
Fábrica de la Hispano-Suiza, en el barrio de La Sagrera de Barcelona (1911) / Fuente: Centro Documental de la Sagrera

¿Qué era el Bonet?

El Bonet era un triciclo de cuatro plazas montado íntegramente en Barcelona, en los talleres de Manufactures Sans. Bonet había diseñado todas las piezas de su automóvil: el chasis, formado por dos largueros irregulares y simétricos; y las barras paralelas y las bielas que desplazaban la fuerza motriz al eje de delante, provisto de dos ruedas. Para trasladar el impulso del motor al eje delantero, Bonet ideó un sistema formado por una correa y una polea de ocho pulgadas con tensado en marcha que se accionaba con un pedal situado a los pies del conductor. La única parte no catalana del vehículo sería el motor de explosión monocilíndrico Daimler de 2,5 CV de fabricación alemana, que se demostraría insuficiente para remontar costas y que sería sustituido por un bicilíndrico Daimler de 2,0 CV.

Villa de Gracia. Fiesta Mayor 1915. Fuente Ayuntamiento de Barcelona
Vila de Gràcia. Fiesta Mayor 1915 / Fuente: Ayuntamiento de Barcelona

¿Qué pasó con Francesc Bonet?

Francesc Bonet murió en Barcelona en 1898, ocho años después de que su automóvil pusiera las ruedas sobre los adoquines de las calles de la capital catalana y de la Vila de Gràcia. Bonet, que había puesto la primera piedra de una industria catalana de automoción, no lo vería, pero en poco tiempo Catalunya se convertiría en una potencia automovilística. El mismo año de su desaparición, fue creada la fábrica La Cuadra (1898), que en 1904 se transformaría en la Hispano-Suiza. Y al principio del siglo XX, aparecerían la Vallet i Companyia (1908), que en 1910 se transformaría en la Biada-Elizalde; y la Abadal i Companyia (1912), que más tarde se convertiría en la Abadal-Buick. Todas estas fábricas estaban radicadas en Barcelona.

Varios vehículos. Tremp (circa 1920). Fuente Instituto de Estudios Fotografics de Catalunya
Varios vehículos. Tremp (circa 1920) / Fuente: Institut d'Estudis Fotogràfics de Catalunya

La herencia de Bonet

El año 1915 en Barcelona había tres fábricas de automóviles que lideraban el mercado peninsular y que competían con los modelos de las grandes marcas francesas y alemanas. Este detalle no pasó desapercibido a los gobiernos españoles, que, lejos de fomentar políticas favorables a su consolidación, le impusieron la deslocalización. En el caso de la Hispano-Suiza —el buque insignia de la industria automovilística catalana— el rey Alfonso XIII, el bisabuelo de Felipe VI (los Borbones siempre están detrás de estas maniobras), obligó a la fábrica a abrir una gran factoría en Guadalajara (1919), en aquel momento una pequeña capital de provincias de 13.000 habitantes (Barcelona tenía 720.000), sin ingenieros ni mano de obra especializada.