París, 26 de mayo de 1794. Cinco años después del inicio de la Revolución y uno y medio de la ejecución de Luis XVI. El gobierno revolucionario republicano, enfrentado a todas las monarquías europeas de la época, planeaba la creación de un cinturón territorial en torno a Francia que tenía que hacer las funciones, al mismo tiempo, de plataforma expansiva y de muralla defensiva. El escritor Antoni Gelonch, en su libro "Napoleón, la Revolución y los catalanes" (Viena Edicions, 2021) afirma que "Catalunya, Piamonte, Baviera y los Países Bajos austríacos (la actual Bélgica) se convirtieron en prioridades de la política exterior del gobierno revolucionario". El gobierno francés pretendía ampliar los dominios de la nueva República francesa hasta los límites del antiguo Imperio de Carlomagno. Pero, en este plan, ¿qué papel le habían reservado a Catalunya?

El Manifeste

Antoni Gelonch, en su investigación, propone el análisis de cuatro textos que explican la evolución cronológica de aquella idea. El primero es el Manifeste que le general en chief de la Repúblique française fait aux bons et veritables catalans, firmado el 7 de febrero de 1793 (dos semanas después de la ejecución de Luis XVI) que dice: "La República (francesa) entra en Catalunya para darle la libertad, y que los catalanes se podrán erigir en república separada o unida a Francia, según escojan". Pero, según Gelonch, aquel Manifeste "no es un verdadero proyecto político para Catalunya, sino, una vez más, una estratagema para debilitar la monarquía española en un contexto de guerra abierta" (la ejecución de Luis XVI había enfrentado casi todas las monarquías europeas, tanto las absolutistas como las parlamentarias, con el nuevo estado republicano francés).

La cuestión sería si el paisaje social catalán del momento invitaba a una operación de estas características. Y las opiniones son diversas en función de la naturaleza del observador. Así, por ejemplo, el rosellonés Cayrol (un activo agente revolucionario en la Catalunya Norte) decía que la ejecución de Luis XVI había tenido un efecto contradictorio entre los catalanes del Principado; había enfriado a los más moderados y había entusiasmado a los más radicales. Por otra parte, Chantreau (otro activo agente revolucionario introducido en Barcelona) afirmaba que en la capital catalana "los apóstoles de la libertad serían mal recibidos". E incluso, el mismo Manifeste revelaba ciertas dudas cuando decía "Hoy sabemos el daño que os causamos (el ejército francés durante la Guerra de Sucesión y el asedio de 1714) pero ahora venimos a restituiros esta joya tan preciada (la libertad)".

Representación de la ejecución de Luis XVI. Fuente Bibliothèque Nationale de France
Representación de la ejecución de Luis XVI. Fuente: Bibliothèque Nationale de France

La Mémoire

Un año y poco más tarde, la situación se había complicado enormemente. Ya había estallado la Guerra Grande, que enfrentaba la República francesa y la monarquía borbónica española (1793-1795); y el principal frente del conflicto estaba situado en la Catalunya Nord. En aquel contexto bélico, el general Dugommier, jefe del ejército republicano francés en el Rosellón, escribió una Mémoire sur la Catalogne (12 de mayo de 1794) que dirigió al Comité de Salud Pública (un organismo que impulsaba y fiscalizaba, por partes iguales, la acción del gobierno francés). En aquella Mémoire, Dugommier plantea, abiertamente, la conquista y anexión de Catalunya y lo argumenta diciendo: "Catalunya es una soberbia y rica provincia por sus cosechas de todo tipo y por sus manufacturas. Es recomendable por sus minas y sus puertos encima del Mediterráneo"

La Mémoire de Dugommier revela dos detalles importantísimos que revelan la sospecha de que en París se habría producido un cambio sustancial en la estrategia con respecto a Catalunya. El primero es que en el intervalo de tiempo entre febrero de 1793 (Manifeste) y mayo de 1794 (Mémoire), se habría perdido la garantía de elección entre una república libre o una anexión a Francia. Y el segundo sería el interés que despertaba la anexión de Catalunya, basado en el beneficio económico que reportaría en Francia. La respuesta del Comité de Salud Pública en Dugommier, y a sus aliados políticos, Edouard Milhau y Pierre Soubrany fue redactada el 26 de mayo de 1794, en plena ofensiva francesa (la Armèe había recuperado el dominio sobre la práctica totalidad del Roselló). En aquel momento, lo más rentable, políticamente, habría sido autorizar a Dugommier a ejecutar su plan.

Dugommier i Milhau. Font Wikimedia Commons(1)
Dugommier y Milhau. Fuente: Wikimedia Commons

El Projet

Sin embargo, en cambio y sorprendentemente, la respuesta del Comité de Salud Pública rechaza la propuesta de Dugommier y se reafirma en la idea del gobierno diciendo: "Nos parece más conforme a nuestros intereses y a nuestros principios el hecho de intentar hacer de Catalunya una pequeña república independiente que bajo la protección de Francia (una república hermana) nos servirá como barrera". Aquella respuesta se instrumentó en un informe reveladoramente denominado Projet de former une Repúblique de la Catalogne, que argumentaba sus tesis con el contenido de la Mémoire y con los informes que habían redactado los que, precisamente, quedaban desautorizados: tanto Milhau como Soubrany (diputados a la Convención) habían dado apoyo a la Mémoire de Dugommier afirmando que "Catalunya está madura para una revolución".

Pero la resistencia catalana a la ocupación borbónica (1707-1714) era un tema tan vivo en el recuerdo de la sociedad catalana del momento (el sentimiento antifrancés); como lo es la ocupación franquista (1938-1939) en nuestra sociedad contemporánea (el sentimiento antiespañol). I Couthon que tenía cierto control sobre el Comité de Salud Pública y que tenía un gran conocimiento del pasado y del presente catalanes, temía que Catalunya fuera la tumba del proyecto expansivo francés. Eso explicaría la respuesta del Comité a Dugommier. Para Couthon y Robespierre, la invasión francesa de Catalunya tenía que ser, exclusivamente, para la creación de una República independiente que sería gobernada por las élites intelectuales y que abarcaría el territorio estrictamente peninsular. Es decir, ni Couthon ni Robespierre contemplaban la reunificación con el Roselló (amputado en 1659).

Representación del Comité de Salud Pública (1794). Fuente Bibloithèque Nationale de France
Representación del Comité de Salud Pública (1794). Fuente: Bibloithèque Nationale de France

La Proclamation

No habían pasado ni quince días cuando Perpinyà aparecía la Proclamation à la Catalogne et a l’Armée Républicaine, firmada por Milhau y Soubrany desmarcándose de Dugommier y acercándose al Comité. En aquella Proclamation dicen que su deseo —y el del pueblo francés— es que: "Catalunya sea independiente y feliz, y la voluntad de la República francesa será cumplida". Este cambio radical y repentino de postura resulta muy sospechoso. Gelonch lo considera una acción de propaganda, como lo fue la traducción al catalán y difusión en el Principado (clandestina, naturalmente) de un discurso de Robespierre sobre la existencia de Dios. Pero tampoco podemos descartar el clima de terror que se cernía sobre la clase política francesa del momento. En aquel contexto, enmendarle la plana al Comité de Salud Pública equivalía a firmar la sentencia de muerte.

Couthon —y de rebote el Comité— había dejado claro que "Francia ha renunciado a toda conquista que no sea necesaria para la seguridad propia. La conservación de Catalunya sería una muy alejada del centro de acción y tardaría mucho tiempo en identificarse con nosotros". Pero en París los acontecimientos se sucedían a una gran velocidad. Y los que hoy eran verdugos, mañana eran víctimas. El 28 de julio de 1794 (un mes y poco después de la publicación de la Proclamation), Robespierre y Couthon eran guillotinados. Y cuatro meses y medio más tarde (18 de noviembre de 1794), Dugommier moría en combate en Illa (Rosellón). A finales de 1794, el nuevo gobierno francés abandonó la cuestión catalana. Y siempre quedará la duda de saber qué habría pasado si Robespierre hubiera consolidado su proyecto político y el primigenio régimen republicano francés.

Robespierre, Couthon y Saint Just. Fuente Museo Carnavalet. París
Robespierre, Couthon y Saint Just. Fuente Museo Carnavalet. París