Si elaboramos la lista de las partes del cuerpo humano en catalán, veremos que la mayoría de palabras son heredadas del latín: dit 'dedo', 'mano', peu 'pie', braç 'brazo', cap 'cabeza' (también se llama testa, paralelo a como lo dicen en italiano, testa, y en francés, tête), ull 'ojo', orella 'oreja', nas 'nariz', boca 'boca', taló 'talón'... Pero algunas de esas palabras cuentan con una historia curiosa. En efecto, no todo viene del latín. La cadera se llama anca (del germánico hanka 'flanco o lado de una persona o animal') o bien maluc o amaluc (del árabe aẓm al-ḥuqq 'hueso con junta'). De forma similar, la palabra galta  'mejilla' es de origen incierto, solo sabemos que en catalán antiguo se llamaba gauta.

Veamos la pierna. En catalán se dice cama, vocablo que parece de origen prerromano. Pero puntualmente la gente lo dice de otras formas, como garra en ell Pirineo catalán occidental. Y aquí interesa reportar otras dos formas. Una es gamba, empleada para referirse a la aptitud para andar, especialmente en la frase fijada tindre bona gamba 'ser muy andador' y contextos parecidos (como Quina gamba que té, aquell nano: aguanta caminades llarguíssimes per la muntanya!). Evidentemente, puede decirse también té bona cama. Al mismo tiempo, también existe perna (paralelo al castellano pierna), empleado en la Catalunya francesa para referirse a la pierna y también, solamente refiriéndose a la cadera o el muslo, en el área noroccidental de Catalunya i la mitad norte de la franja catalanohablante de Aragón. En el resto de hablas, perna aparece solo en expresiones fijadas, como batre les pernes (també puede decirse pernabatre) o caure de pernes enlaire 'caer patas arriba'. En Mallorca se ha dicho tradicionalmente dormir perna alta. De nuevo, evidentemente ahí la gente puede decir estas frases también con la palabra cama. Antiguamente perna se usaba más para referirse a las patas del cerdo y de algún otro animal cuadrúpedo, y por ello pernil o pernill (el jamón, que en castellano también puede decirse pernil) viene de aquí.

Los puntos de unión de huesos, muy interesantes para la lingüística

Otro caso curioso es el punto donde se unen el brazo y la mano: se llama canell 'muñeca' porque, a partir del nombre cana (forma antigua de canya 'caña'), se le añadió el sufijo diminutivo -ell (el que vemos en cordell o cordill 'cordel', literalmente corda petita 'cuerda pequeña', o en finestrella 'ventanuco', literamente finestra petita 'ventana pequeña', o en portella 'portezuela', literalmente porta petita 'puerta pequeña'). Es decir, la muñeca era vista como la parte pequeña de una caña (el brazo). La muñeca también puede llamarse puny. Aunque hoy en día este término básicamente hace referencia a la mano cerrada, fijaos que también decimos els punys de la camisa para referirnos a la parte de la manga que cubre la muñeca. Un caso similar es turmell 'tobillo', el punto de unión entre la pierna y el pie. Proviene de palabra torm o tormo 'peñón, montaña no muy grande pero prominente en la forma', con el sufijo diminutivo -ell. La razón es que, en el tobillo, hay un hueso que sobresale haciendo una protuberancia semiesférica, una especie de bulto; y parece un turmo chiquitito. Por cierto: ya que antes hemos hablado del anca (palabra germánica que designa un hueso con articulación), en inglés el tobillo se llama ankle, con el mismo origen que anca. En el artículo siguiente veremos otros casos curiosos.