Terence Stamp, icono del cine británico y rostro imborrable de la pantalla grande, ha muerto este domingo a los 87 años, según ha confirmado su familia a Reuters. Reconocido inicialmente en la Londres efervescente de los años sesenta, su carrera dio un salto internacional cuando encarnó al malvado General Zod en Superman (1978) y Superman II (1980), que le situaron para siempre en la memoria colectiva de varias generaciones.

A lo largo de más de medio siglo de trayectoria, Stamp trabajó con directores de la talla de Pier Paolo Pasolini en Teorema (1968), protagonizó Una temporada en el infierno (1971) y brilló en la celebrada Las aventuras de Priscilla, reina del desierto (1994), donde dio vida a una mujer trans. En un comunicado remitido a Reuters, la familia ha destacado que el actor "deja detrás de él una obra extraordinaria, tanto en el terreno artístico como en el literario, que continuará emocionando e inspirando durante muchos años", al tiempo que han pedido respeto por su intimidad en este momento de luto.

Nacido en 1938 en el East End de Londres, en el seno de una familia humilde —su padre era fogonero de un remolcador—, Stamp creció en plena adversidad, superando los bombardeos que asolaron la capital británica durante la Segunda Guerra Mundial. Después de abandonar los estudios, trabajó un tiempo en publicidad hasta conseguir una beca que le abrió las puertas de una escuela de arte dramático, punto de inflexión que marcaría su futuro. Su presencia magnética y su estilo refinado le convirtieron en un símbolo de glamour británico en los años sesenta, una percepción que recibió un impulso gracias a su relación con la actriz Julie Christie, con quien protagonizó Lejos del mundo ruidoso (1967).

Pese a estar a punto de conseguir el relevo de Sean Connery como James Bond, el papel finalmente se le escapó, y Stamp decidió abrirse camino en otras direcciones. A finales de los sesenta trabajó en diversas producciones italianas y colaboró con Federico Fellini, antes de dar un paso atrás y alejarse de la atención mediática. Ese paréntesis le llevó hasta la India, donde profundizó en el estudio del yoga. El regreso a la pantalla grande le regaló el personaje que marcaría para siempre su trayectoria: el General Zod, el antagonista megalomaníaco de Superman, que le consagró ante el gran público. Desde entonces, mantuvo una carrera diversa y longeva, participando en títulos como Valkiria (2008), junto a Tom Cruise; Destino oculto (2011), con Matt Damon; y dos colaboraciones con Tim Burton, Big Eyes (2014) y El hogar de Miss Peregrine para niños peculiares (2016).