Crear una tira de humor diaria y mantener el interés, la pulsión y la novedad durante doce años no es un reto nada fácil, pero esta fue una de las grandes metas alcanzadas por el dibujante e ilustrador Daniel Boada Perea (Barcelona, 1958), que entre 1998 y 2010 tenía un espacio reservado en las páginas del diario Avui con sus Granotes i cuques, una muestra de cómo el ingenio de un humorista nunca descansa. Boada nos dejó el martes 30 de septiembre, a la edad de 67 años, a causa de un cáncer de pulmón detectado, ¡ay!, al poco de haberse jubilado.
Dani Boada, trabajador histórico del Avui desde sus principios, primero como montador de páginas en talleres y después como redactor de cierre, consiguió a lo largo de los años poner sobre la mesa su vena artística, a menudo como ilustrador de artículos de opinión, pero principalmente como dibujante, con sus Granotes i cuques, una tira diaria que, en el suplemento AVUI Diumenge se convertía en una página de periodicidad semanal. Una vertiente artística que no abandonó cuando, una vez fuera del diario, regentó con Anna, su mujer, el Pickwick, un pequeño y acogedor bar de Sants medio bohemio donde solía haber exposiciones pictóricas de artistas locales marcadas por su buen criterio.
'Granotes i cuques', un espejo de nosotros mismos
Boada, que también había colaborado en revistas como Aquanet, El Triangle y Tretzevents, se hizo con un espacio diario en el Avui con Granotes i cuques, una apuesta del entonces director, Vicent Sanchis. Se trataba básicamente de las vivencias y facetas de un grupo de ranas, medio filósofas, medio neurasténicas, que vivían en una charca, con los bichos como contrapunto. El secreto de aquellas aventuras sin fin era que muy a menudo estaban inspiradas en situaciones vividas por los trabajadores del diario Avui, en especial los de horario nocturno, que podían encontrar un estrato más de lectura en forma de bromas internas, sin que esto afectara a la aceptación por parte del gran público. Un compendio de esta tira se editó en formato autoeditado en Bubok Publishing.

Desde un viaje a los castillos cátaros hasta un timbre que sonaba demasiado fuerte, no había anécdota vivida en la redacción de Avui en la calle Consell de Cent que Boada pasara por alto y que no acabase teniendo su reflejo por medio de sus ranas, sin olvidar que al dibujante también le gustaba retratar la realidad por escrito, como en la columna de opinión Atmosfera protegida, publicada en el período 2010-2011 en dueto con quien firma estas líneas. Boada deja esposa y dos hijos, y un buen montón de compañeros y amigos que hemos quedado en shock ante su ausencia. ¡Nos encontraremos en la charca!