El sedentarismo, la obesidad y el incremento de los niveles de contaminación del aire hacen de la bicicleta una herramienta eficaz para lograr ventajas colectivas, pero también individuales: desplazarse en bici mejora la salud, proporciona autonomía, es barato, eficiente y rápido. Para los que estén pensando en los riegos que atañe, está demostrado que utilizando casco de protección se disminuye la gravedad de los daños en las caídas: reduce el riesgo de lesión craneal y cerebral entre un 63% y un 88%, a la vez que desciende el riesgo de fallecimiento en un 26%.
Los beneficios para la salud de la actividad física al desplazarse en bicicleta dentro de la ciudad son mucho mayores que los riesgos por la contaminación del aire y los accidentes de tráfico. Así lo acaban de revelar en la revista «British Medical Journal» los investigadores del proyecto español TAPAS («Transportation, Air Pollution and Physical Activities»), el primer estudio en el mundo que cuantifica el impacto en la salud de un sistema de bicicletas públicas. Analizados todos los parámetros, la investigación apunta que el riesgo de morir para los usuarios se reduce un 24%.

Como conclusión, los investigadores constatan que las políticas de transporte que promueven la actividad física son un buen medio para mejorar la salud de la población y reducir los gastos en sanidad pública. Creen, además, que todavía hay mucho margen de mejora y, por tanto, para aumentar los beneficios para la salud y el medio ambiente. La preocupación sobre las altas tasas de sedentarismo, la epidemia de obesidad y el incremento de los niveles de contaminación del aire en las ciudades hace que instituciones como la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Comisión Europea y el Centro de EE.UU. para el Control de Enfermedades pongan su empeño en frenar la situación.
La bicicleta permite desplazarse de un lado a otro, a la vez que una herramienta para realizar actividad física casi de forma inconsciente, ya que el objetivo no es el ejercicio en sí, sino desplazarse de un lugar a otro
Pedalear en bicicleta a ritmo constante
Según el estudio del CREAL, las mujeres que utilizan la bici una media de cuatro horas a la semana son menos propensas a ganar peso. Desplazarse en bicicleta supone para los usuarios habituales, que recorren trayectos cortos pero constantes cada día, una actividad física no extenuante. En resumen, es una buena forma de hacer ejercicio sin demasiado esfuerzo. Hace justo un año, investigadores de la Universidad de Harvard (EE.UU.) publicaron un estudio en la revista «Archives of Internal Medicine» en el que confirmaban que, aunque se le dedique poco tiempo, pedalear ayuda a controlar el peso, lo cual representa un beneficio evidente para la salud. El trabajo se llevó a cabo entre 18.414 mujeres que, al inicio del estudio, tenían edades comprendidas entre los 25 y los 42 años.
Tras analizar los datos obtenidos, los investigadores comprobaron que quienes utilizaban la bici una media de cuatro horas a la semana eran menos propensas a ganar peso, si se las comparaba con quienes no pedaleaban. Un incremento de cinco minutos al día en las mujeres que no usaban la bici al inicio del estudio también mostró ser beneficioso. La bicicleta permite desplazarse de un lado a otro, lo cual la convierte en un medio de transporte útil, a la vez que una herramienta para realizar actividad física casi de forma inconsciente, ya que el objetivo no es el ejercicio en sí, sino desplazarse de un lugar a otro. Los especialistas señalan que podría equipararse a caminar de forma enérgica.
Multitud de ventajas para la salud
Junto con la carrera y la natación, pedalear es una de las maneras de mejorar la capacidad aeróbica. Contribuye a desarrollar la movilidad articular y los músculos de las piernas, las caderas y los glúteos y perder grasa en los muslos y las pantorrillas. Además, como cualquier actividad física, mejora la función cardiorespiratoria. También ayuda a mantener la movilidad de las articulaciones y, siempre que se coloque el sillín en la posición adecuada, puede disminuir la tensión en la columna vertebral y aliviar el dolor de espalda.
Hay múltiples ventajas de su uso como medio habitual de transporte: la eficiencia energética, ya que el consumo de energía que requiere es 50 veces menor que el que precisa un coche, y el precio, al ser mucho más baratas (40 veces menos que un coche y de 10 a 20 veces menos que una motocicleta). La bicicleta es segura y, en general, contribuye a disminuir el tráfico y a reducir la gravedad de los accidentes. También son más rápidas en desplazamientos urbanos (para distancias de hasta 5 kilómetros) y ocupan muy poco espacio, tanto en circulación como en estacionamiento.