Si existen verdaderas dificultades para controlar el nivel de estrés, lo más recomendable es ponerse en manos de un especialista. Sin embargo, antes de llegar a este nivel, hay distintas técnicas que se pueden realizar en casa y ayudan a relajarse y a combatir la tensión en el día a día, como la práctica del mindfulness, escuchar música o salir a pasear. A continuación se describen algunas.
1. Una de ellas es la práctica regular de ejercicio físico. En los últimos años se han publicado multitud de estudios que demuestran que las personas que hacen ejercicio físico de manera asidua tienen menos probabilidades de sufrir algún síntoma de ansiedad. Incluso, algunos han evidenciado que su práctica, sea cual sea el grado, aporta tantos beneficios como la relajación. Lo conveniente es optar por la práctica moderada, como andar rápido, sobre todo al aire libre, ya que, además de relajar, ayudará a airear los pensamientos.
Las personas que hacen ejercicio físico de manera asidua tienen menos probabilidades de sufrir algún síntoma de ansiedad
2. Los ejercicios de respiración pueden contribuir a aliviar el estrés. Muchos psicólogos los utilizan como herramientas en el tratamiento de los trastornos de ansiedad, puesto que puede aliviar sus síntomas, además de ser una buena técnica de autocontrol. Respirar de manera controlada puede bajar la presión arterial, la frecuencia cardíaca, el ritmo respiratorio y generar calma. Basta disponer de 10 minutos para realizarlos.
Una de las técnicas más empleadas es la respiración abdominal. Adoptando una postura relajada, con una mano en el abdomen y otra sobre el pecho, se inspira aire. Hay que coger aire por la nariz y expulsarlo por la boca, pero con una condición: la mano que se levanta debe ser la que está en contacto con el abdomen. Así se consigue una respiración completa con toda la capacidad pulmonar. Hay que realizar de seis a diez respiraciones lentas por minuto. Este ejercicio es más beneficioso si se hace antes de un evento o situación que se prevé estresante, como un examen.

3. Escuchar música relajante. Siempre que se escucha música se libera dopamina, sustancia responsable de proporcionar una sensación bienestar; la clave está en el volumen, el ritmo y en que sea la preferida del oyente. En realidad, la música, en general, aporta numerosos beneficios: además de ayudar a relajar la mente, mejora el humor, desarrolla la capacidad de atención, favorece la imaginación, estimula la concentración y la memoria a corto y largo plazo, facilita el aprendizaje y ejercita la inteligencia. A nivel físico contribuye a disminuir la tensión arterial y la frecuencia cardiaca, entre otras.
4. Colorear mandalas. Los movimientos regulares y suaves que se realizan al colorear rellenando espacios delimitados pueden provocar que la persona se concentre tanto en la tarea que, con el entrenamiento correcto, llegue a desconectar de otros pensamientos intrusivos y conseguir un estado temporal de bienestar. Incluso esta actividad constante puede servir para alcanzar armonía y conexión mental con uno mismo y puede ser de gran ayuda en la toma de consciencia sobre el estado emocional. En ocasiones, esta técnica que usa como medio para llegar a una meditación profunda.