El toma y daca a tres bandas -ayuntamiento, restauradores y entidades vecinales- por la situación de las terrazas de bares y restaurantes en las calles de Barcelona no hace puente. Si el sábado pasado entraba en vigor un nuevo recorte de horarios en el distrito de Ciutat Vella y el miércoles la Federació d'Associacions de Veïns de Barcelona (FAVB) abría un nuevo frente reclamando la prohibición a partir del 1 de enero de 2023 de las estufas de combustión, este viernes, el Gremi de Restauració de Barcelona ha contraatacado en dos frentes, de un lado, recriminando al Ayuntamiento que no haya cumplido con su promesa de consolidar las terrazas ampliadas durante la pandemia y por el otro recordando que la desaparición de estufas de combustión está pactada para 2025, no antes.

Por medio de un nuevo vídeo, el Gremio de Restauradores ha vuelto a la campaña para defender las terrazas, esta vez sin dirigir a las críticas a los vecinos que no las quieren como en un vídeo anterior, sino poniendo a punto de mira el gobierno municipal, al cual acusan de no cumplir sus promesas. El vídeo, según apunta el gremio, denuncia "el desbarajuste en que ha derivado el proceso de consolidación de las terrazas covid: mientras que en Sarrià-Sant Gervasi se han aceptado, hoy por hoy, el 86% de las solicitudes, en el Eixample se ha denegado el 72%, cifra que se sube hasta el 91% en el caso de Ciutat Vella".

Por eso mismo, el gremio lamenta que haya una aplicación dispar de la Ordenanza que no tiene nada que ver con la fisonomía urbanística de cada territorio. "Los 2.800 restauradores que solicitaron poder conservar las mesas", ha explicado Roger Pallarols, director del Gremi, "no lo hicieron a la ligera, lo hicieron porque el gobierno había prometido que se mostraría sensible y empático con su situación". "El sector no tenía motivos para desconfiar del Ayuntamiento cuando este decía que todas las terrazas ganadas en la calzada habían venido para quedarse o que ningún restaurador se quedaría sin mesas", ha insistido Pallarols.

En este sentido, recuerdan que el gobierno municipal prometió una consolidación de las terrazas casi automática en varios supuestos, pero que con un 75% de expedientes tramitados, las cifras oficiales desmienten que el compromiso se haya llevado a la práctica: "Los casi 1.250 restauradores que ya han recibido una denegación tienen todo el derecho del mundo a sentirse decepcionados con el Ayuntamiento", insiste el Gremi, que solo salva al distrito de Sarrià-Sant Gervasi, el único que presenta un balance netamente positivo, en el sentido de haber actuado en coherencia con las directrices políticas que prometió el gobierno municipal, mientras que en el Eixample y Ciutat Vella, "resulta inaudito que se haya obviado de manera flagrante los compromisos asumidos por el gobierno y se valore como positivo haber dado la espalda a los restauradores". En estos distritos, además, se han reducido sensiblemente los horarios de apertura de terrazas permitidos.

Duras críticas a la FAVB

En cuanto a la demanda expresada por la FAVB de que se prohíban las estufas de combustión en las terrazas el próximo 1 de enero, el Gremio ha recordado que el acuerdo suscrito en 2018 por el gobierno municipal, el sector y todos los partidos de la oposición ya prevé la desaparición de las estufas de combustión el 1 de enero de 2025, fecha a partir de la cual únicamente se admitirán las estufas eléctricas. Además, consideran que la petición de la FAVB ya formaba parte de la iniciativa ciudadana impulsada por la entidad durante el primer semestre de 2018 "con la intención de sabotear el pacto de las terrazas", y recuerdan que la federación vecinal no fue capaz de conseguir las firmas necesarias para sacar adelante su propuesta.

"Es muy curioso", ha señalado Pallarols, "que la FAVB, después de haber fracasado en su intento de buscar legitimación ciudadana, pretenda, ahora, un pacto de despachos y de espalda a la gente de aquellos que la nueva política tanto criticaba", y por eso ha insistido en que "los barceloneses no tenemos ningún problema ni con las terrazas ni con la restauración". "La FAVB actual no representa más que a una cincuentena de vecinos radicalizados", ha sentenciado Pallarols, para añadir que su actividad únicamente es viable gracias a las constantes inyecciones de recursos públicos por parte del Ayuntamiento, que ha llegado a regar la entidad con 1,5 millones de euros en subvenciones a dedo en el periodo 2019-2021.