La proclamación de Carlos III como nuevo monarca del Reino Unido ha llegado a todos los puntos del planeta bajo soberanía británica, entre ellos el peñón de Gibraltar, territorio de la península Ibérica que tiene la consideración de Territorio Británico de Ultramar y como tal está bajo la soberanía de la Corona británica aunque no forma parte integrante del Reino Unido. Sea como sea, la numerosa guarnición militar de este territorio ha celebrado la proclamación con veintiuna salvas de artillería por parte del Royal Gibraltar Regiment, la unidad de defensa del Peñón del ejército británico. Seguidamente, los diferentes cuerpos militares y policiales han lanzado tres hurras por el nuevo rey.
Así lo ha difundido en las redes sociales el ministro principal de Gibraltar, Fabian Picardo, que ha presidido la proclamación en Gibraltar del nuevo monarca y lo ha celebrado con las consignas 'Dios salve al Rey' y 'Larga vida al Rey'. Se da la circunstancia que este sábado, 10 de septiembre, se ha celebrado el Día Nacional de Gibraltar, aunque el festivo ha sido trasladado al lunes, 12 de septiembre. Picardo ya quiso dedicar la festividad del sábado a la memoria de Isabel II, mientras que este domingo por la mañana ha tenido lugar la proclamación en Gibraltar del nuevo monarca, ocasión que Picardo ha aprovechado para reiterar una vez más la lealtad de los gibraltareños a la corona británica.
Carlos, el nuevo rey
Carlos de Inglaterra fue proclamado rey el sábado en Londres, aunque ya asumió la corona desde el momento que murió su madre, Isabel II, el jueves pasado. En todo caso, Carlos III ya es formalmente nuevo rey del Reino Unido y catorce países del Commonwealth, además de los diversos territorios británicos de ultramar, entre los cuales los archipiélagos de las Bahamas (Caribe) y de las Malvinas (Atlántico sur) así como los territorios mediterráneos de Acrotiri y Dhekelia (isla de Chipre) y Gibraltar (península Ibérica). El ceremonial Consejo de Ascensión declaró al príncipe Carlos Felipe Arturo Jorge como el nuevo monarca Carlos III, y después los asistentes al acto, sobre todo figuras políticas, clamaron: "Dios salve al rey". La ceremonia se pudo seguir por los medios por primera vez en la historia.