Después de que la semana pasada se presentó oficialmente el cartel de las Festes de la Mercè 2025, obra colectiva dirigida por el escenógrafo Lluís Danés, que este año adopta una imagen de retablo barroco donde la figura central se puede interpretar como la misma Virgen de las Mercedes en un momento que se puede asociar a la imagen religiosa de la ascensión de la Virgen al cielo, el Arzobispado de Barcelona ha hecho público este martes un duro comunicado donde "lamenta que el cartel oficial (y su versión en vídeo) de la próxima edición de la fiesta mayor de la ciudad utilice de manera irreverente diferentes formas religiosas con la intención de ridiculizar la imagen de la Virgen".
El arzobispado, que "acepta" que el Ayuntamiento quiera dar un tono "exclusivamente laico" a la fiesta mayor, expresa su "sorpresa por el hecho de que cada año el cartel introduzca el uso de elementos religiosos; este año ha sido la referencia a un retablo y a una corona que alude a la Virgen". "En una democracia se tienen que respetar los sentimientos del prójimo y en este cartel de fiesta mayor se vulneran los sentimientos de los que veneran y respetan lo que significa la patrona de esta noble ciudad y su historia construida a su alrededor", continúa el comunicado, que también reclama que la Misa pontifical "sea incluida dentro del programa oficial de la fiesta mayor".
Asimismo, el arzobispado recuerda el origen religioso de la fiesta mayor en honor a la Virgen de las Mercedes, ya que la "fiesta y la historia de la Orden de la Merced nacieron en nuestra ciudad, el 10 de agosto del año 1218, en un acto celebrado en la catedral, que tuvo el apoyo del rey Jaime I y del obispo Berenguer de Palou". "Aquel acto y la continuidad de la obra que nació siguen siendo hoy un ejemplo de la fecundidad de la piedad mariana en bien de nuestro pueblo, y en especial de sus sectores más vulnerables y más pobres", concluye el comunicado.
Un retablo barroco con espíritu circense
Hace falta recordar que el mismo Danés, en la presentación del cartel, lo describió como un "retablo barroco" que remitía a un carro de feriantes, queriendo representar "el momento de llegada de la feria a una ciudad", como un homenaje a las artes escénicas, que son una parte fundamental de la fiesta mayor de Barcelona, pero que también invita a múltiples lecturas y a que "cada uno se imagine lo que quiera". Formalmente, se trata, efectivamente, de un carro, ya que tiene ruedas, que carga un escenario escénico que, como un retablo, contiene seis hornacinas donde se suceden varios acontecimientos, centrados en la figura de una mujer, que puede representar al mismo tiempo la fiesta y la Virgen a quien está dedicada. Las mismas nubes refuerzan este barroquismo e incluso lo asocian a la imagen religiosa de la ascensión de la Virgen al cielo.