És relativament senzill arruïnar la credibilitat o la reputació d'una empresa, només has de dir una mentida i que la gent comenci a desconfiar d'aquella empresa. Doncs això és el que ha fet la Guàrdia Civil, amb l'ajuda de Telecinco i La Sexta, amb una empresa andalusa que, entre altres coses, fabrica mascaretes.
Resulta que aquesta empresa, tal com explica un familiar d'un dels propietaris, quan va saber que el govern espanyol necessitava mascaretes per lluitar contra el coronavirus, va mostrar total disposició a donar-les per tal de lluitar contra la malaltia. Concretament, va fer saber que en tenia 150.000. Dit i fet, el Ministeri de Sanitat es va posar en contacte amb ells per tal d'anar-les a recollir.
El dia de l'entrega a la fàbrica van arribar, a més dels tècnics del ministeri, agents de la Guàrdia Civil per tal d'ajudar, fins aquí tot normal. Ara bé, la sorpresa arriba quan a l'informe de la Guàrdia Civil hi posa que han confiscat aquestes mascaretes, un fet que, evidentment, és del tot mentida, ja que l'empresa no havia posat cap mena de reticència a fer l'entrega.
Aquesta dada errònia és la que es va comentar a la roda de premsa del gabinet tècnic que fa el seguiment del coronavirus a Espanya, i d'aquí va saltar als mitjans, el programa Al rojo vivo i El programa de Ana Rosa se'n van fer ressò usant les mateixes paraules que la Guàrdia Civil, resultat? La reputació de l'empresa, pel fang.
Bueno, pues a finales del año pasado entraron en el negocio de los materiales sanitarios y empezaron a hacer mascarillas. Hete aquí que al poco estalla lo de Wuhan, y se ven desbordados por pedidos desde China. En Canal Sur ya les dedicaron este reportaje a principios de febrero: pic.twitter.com/VaPpxhP4OZ
— Miguel Muñoz Garnica (@mmgarnica) March 17, 2020
De pronto, ayer lunes se vieron en todos los medios de comunicación por esta nota de prensa: "La Guardia Civil ha incautado 150.000 mascarillas quirúrgicas en una fábrica de la localidad de Alcalá la Real". La misma información dieron en la rueda de prensa matinal. Aquí el vídeo: pic.twitter.com/rsvAUnKuAu
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Aquí hay una primera irresponsabilidad por mala comunicación institucional. Ninguna explicación del contexto y el uso de un término contaminado como "incautar". Y claro, los periodistas se encuentran eso y huelen la sangre. ¿Créeis que se molestaron en investigar un poco?
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Como veis, no sabían más que las cuatro frases dichas en la rueda de prensa. Pero les faltó tiempo para acusarlos de especuladores y de haber ocultado el material a las autoridades.
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En la misma línea fue el programa de Ferreras: pic.twitter.com/0P5umrkNFx
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En fin, con eso se creó la bola mediática y en la fábrica se encontraron con que los estaban poniendo de estraperlistas para arriba. No se dijo el nombre de la empresa, pero os imaginaréis que informando de su actividad y de su ubicación no era difícil identificarla.
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Resulta que llevaban varias semanas dedicando casi toda su producción al Servicio Andaluz de Salud, a petición de este. Toda su distribución se destinaba al personal sanitario.
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Llevan semanas trabajando a destajo, sin almacenar stock. Con sus empleados dedicando infinidad de horas extra. Sin tiempo apenas para terminar el aprendizaje (recordemos que llevaban unos pocos meses con esta producción) han conseguido llegar a más de 80.000 mascarillas diarias.
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Cuando llega la furgoneta a la fábrica, se encuentran con que va acompañada de la Guardia Civil. Se supone que para ayudar con el traslado. Hacen la entrega prevista sin incidencias, y todos tan amigos.
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¿La moraleja? Que cada uno cumpla su responsabilidad antes de exigirla a los demás. Quienes comunican una crisis como esta tienen la suya, y muy importante. En este caso, aunque sea por una simple cuestión de respeto a gente que, a diferencia de ellos, ha hecho bien su trabajo.
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