El nuevo impuesto europeo a las emisiones de los barcos para fomentar un transporte más limpio podría derivar en que parte de la actividad de los puertos españoles se desplace a las costas del Norte de África. Es la conclusión del grupo de expertos en investigación en transporte multimodal del Centro Internacional de Métodos Numéricos en Ingeniería (CIMNE), de la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC), que alerta de que este impuesto "no es efectivo" en la lucha por la descarbonización. Su propuesta es un sistema compensatorio que evite la reconfiguración de líneas marítimas que podrían afectar a Barcelona. 

Los expertos aseguran que esta medida, que está en vigor desde el 1 de enero, genera "fuertes incentivos" a las navilieras para trasladar sus bases mediterráneas de contenedores al Norte de África, a la hora de elegir entre estas o las de Barcelona o Valencia. Esto se traduce, según el director del grupo CENIT, Sergi Saurí, en "millones de euros en pérdidas anuales". Para llegar a esta conclusión, el grupo de expertos ha analizado varias líneas transatlánticas y ha calculado el coste que para ellos tendrá este impuesto, así como ha detectado potenciales puertos del Norte de África que podrían dar parte de los servicios y que proyectan un crecimiento de su actividad en los próximos años. 

Así, Tánger y Nador podrían cubrir parte de la llegada transatlántica procedente de América a corto plazo y Port Said, en Egipto, parte de las llegadas procedentes de Asia. A medio plazo, el puerto de Radés, en Túnez, podría copar actividad europea destinada a la distribución en el centro del Mediterráneo. Y, a largo plazo, el puerto argelino de El Hamdania o el tunecino de Enfidah podrían sumar mayor competencia a los puertos europeos sin el coste de las tasas ambientales.  

Un 75% de rutas, amenazadas

Los cálculos del estudio estiman que más del 75% de las rutas de Extremo Oriente y transatlánticas que llegan a Europa se podrían, a largo plazo, acabar desviando hacia África. Maersk y Hapag-Lloyd podrían empezar a cambiar los destinos ya el año que viene. Para estas empresas, trasladarse a África, donde no deben pagar estos impuestos, les puede suponer un ahorro de 30 millones de euros al año. Una vez allí, pueden trasladar sus mercancías con barcos más pequeños hasta Europa, pagando un impuesto mucho menor. 

Este doble trayecto, a la postre, "mantiene o incluso aumenta" las emisiones de efecto invernadero, apunta Saurí, que recuerda que "es exactamente lo contrario de lo que pretendía la directiva". 

El pasado 1 de enero, entró en vigor la directiva europea conocida como Emissions Trading System de impuestos contra las emisiones para reducir la huella de dióxido de carbono del sector marítimo. Se enmarca en el Fit for 55, un paquete de medidas para adaptar la legislación de la UE en materia de clima, energía y transporte. El impuesto cobra una recarga por el 50% de las emisiones de los viajes que comienzan o terminan fuera de la UE, el 100% de las emisiones de viajes internos de la UE y el 100% de las emisiones dentro de los puertos. El precio se calcula trimestralmente.  

En Catalunya, aparte de esta tasa, los cruceros pagarán de media 1.400 euros por contaminar al atracar, medida que la Generalitat anunció en septiembre del año pasado y mediante la cual pretendía recaudar 7,5 millones de euros. Esta tasa, no obstante, está pendiente aún de la aprobación del Parlament.  

El Port de Barcelona ya alertó en su día de que la medida europea podría derivar en reconfiguración de rutas y traslado a otros puertos, visión que ahora este grupo de expertos corrobora y también de que la catalana no era justa al cobrarse solo en los puertos catalanes.

Según este grupo de expertos, la medida puede llevar a una "pérdida de competitividad de los puertos europpeos por la disparidad de estrategias para reducir las emisiones" con respecto a otros territorios, así como a incrementar el los costes del transporte marítimo.