La semana laboral de cuatro días ha sido objeto de debate durante mucho tiempo en todo el mundo, y en la actualidad está siendo considerada por muchas compañías como una medida de conciliación útil para mejorar la calidad de vida de sus empleados, atraer y fidelizar talento e incluso aumentar la productividad.

La principal ventaja de reducir la jornada laboral es el efecto positivo sobre la salud mental y física de los trabajadores, puesto que les permite tener más tiempo libre para sus intereses personales y familiares. Esto redunda en empleados más satisfechos y con mejor actitud ante un trabajo que les permite conciliar y desarrollarse profesionalmente al mismo tiempo.

Además, también puede contribuir a generar más puestos de trabajo, al necesitar contratar a más personas para cubrir esas horas de trabajo semanales. Esta propuesta puede ser especialmente beneficiosa para los empleados más jóvenes y menos experimentados, que a menudo encuentran dificultades para acceder al mercado laboral.

¿Qué supone esto para las organizaciones?

Sin embargo, no todas las empresas están en condiciones de adoptar la semana de cuatro días, especialmente aquellas que operan en el sector servicios, las veinticuatro horas del día, los siete días de la semana. En estos casos, la reducción de la semana laboral plantea un reto de costes significativo, puesto que será necesario ampliar la plantilla para cubrir las horas de trabajo adicionales.

Por otro lado, la implementación de la semana laboral de cuatro días puede incrementar los costes de la empresa debido a la obligación de ofrecer contratos indefinidos, lo que puede ser una carga importante para las organizaciones. Además, la dificultad de encontrar perfiles para determinadas posiciones puede complicar aún más las cosas.

En consecuencia, la reducción de la jornada podría tener efectos contradictorios: por un lado, puede generar más puestos de trabajo al aumentar la demanda de personal; por otro, puede resultar más costosa para las empresas que deben pagar a los trabajadores por los días no trabajados.

Cabe destacar que esta medida también requerirá el acuerdo individual de cada empleado, con la consiguiente renovación contractual, y el acuerdo colectivo con los agentes sociales. Incluso para determinados negocios y sectores, será necesario convivir con jornadas de cinco días para prestar servicios o producir bienes y garantizar la continuidad del negocio.

Empleo sostenible y con perspectiva de género

Las empresas necesitan flexibilizar la contratación para crear empleo sostenible que se adapte a las necesidades productivas. La desaparición del contrato temporal es ficticia y la estacionalidad sigue existiendo, lo que está incrementando la precariedad de algunas contrataciones. No obstante, la reducción de la semana laboral no es la única medida que puede afectar a los salarios. La reforma laboral y la obligación del contrato indefinido también han tenido un impacto en los salarios de los trabajadores. Por lo tanto, se necesitan medidas que fomenten la flexibilidad y las ayudas a la contratación de jóvenes, desempleados o personas senior que necesiten continuar cotizando.

Por último, la reducción de la semana laboral también podría tener un impacto positivo en la igualdad de género y en la distribución del trabajo doméstico. En la actualidad, las mujeres todavía dedican más tiempo a las tareas del hogar y de cuidados que los hombres, lo que dificulta su acceso al mercado laboral y limita sus posibilidades de progreso profesional. Así lo refleja el Observatorio Social de la Fundación la Caixa a través de un estudio que concluye que las mujeres dedican 43 horas semanales a estas actividades mientras que los hombres dedican 28.  Al reducir la semana laboral, se espera que los hombres tengan más tiempo para dedicar a tareas domésticas y de cuidados, lo que a su vez podría reducir la carga de trabajo de las mujeres y fomentar una distribución más equitativa del trabajo doméstico.

En resumen, la semana laboral de cuatro días puede ser una medida positiva para mejorar la calidad de vida de los trabajadores, atraer talento y fomentar la creación de empleo sostenible. Sin embargo, también presenta desafíos y limitaciones para las empresas, especialmente aquellas dedicadas a sectores que requieren una operación continua. Por lo tanto, es importante que las organizaciones adopten un enfoque equilibrado y flexible en la implementación de esta medida para garantizar que se adapte a sus necesidades productivas y a las de sus empleados.