Las inversiones de los países árabes están cobrando una gran relevancia en el mercado español. Tras la entrada de del gigante de las telecomunicaciones de Arabia Saudí, STC Group, en Telefónica el pasado mes de julio con intención de adquirir un 9,9% del capital, estos días se ha anunciado la intención del holding energético Taqa, controlado por el gobierno de los Emiratos Árabes Unidos, que podría comprar hasta el 40% de Naturgy, de la mano del brazo industrial de La Caixa, Criteria. Esta última operación superaría los 9.000 millones de euros, convirtiéndose en una de las mayores apuestas de estos accionistas en el mercado español.

Estos movimientos de inversión desde Oriente Medio se han materializado a través de empresas o mediante los fondos soberanos de estos países que buscan diversificar sus fuentes de ingresos, a sabiendas de que el negocio del petróleo tendrá algún día que decaer. En todo caso, se trata de dinero público de estas pujantes economías regadas por el llamado “oro negro”.

La entrada de este dinero provoca suspicacias en el Gobierno. En el caso de STC y Telefónica, el Gobierno español, a través de la SEPI, ha decidido tomar un 10% en la firma de telecomunicaciones con el fin de balancear la presencia saudí. Se esgrimen razones estratégicas por el componente de defensa de las telecomunicaciones y los datos. En el caso de Taqa y Naturgy, la Administración se muestra más complaciente, pese a que el suministro de gas también tiene un componente estratégico indudable. La presencia de Criteria en el capital y la posibilidad de que luego Taqa venda un porcentaje de la gasista al holding de La Caixa, reduce las suspicacias del Ejecutivo.

El Gobierno se muestra más complaciente con Taqa en Naturgy que con STC en Telefónica pese a que el gas también es estratégico

Como indican fuentes del mercado consultadas, el momento actual geopolítico es especialmente delicado, con una corriente de proteccionismo que no se hubiera permitido hace unos años pero que ahora se considera normal. Sin duda, las tensiones económicas entre Estados Unidos y China, con el apoyo indisimulado del Gobierno estadounidense a su industria de semiconductores ha abierto también el camino a Europa para poner mayores trabas a la entrada de capitales fuera de la UE. También en el Viejo Continente se acaba de abrir el debate de una defensa propia y conjunta para depender menos del apoyo de la OTAN en caso de conflicto armado.

La presencia árabe en la Bolsa española se remonta al fiasco de la Kuwait Investment Office (KIO) y su entrada en el mercado español a finales de los ochenta cuando se hizo propietaria  de la empresa catalana Torras Hostench, a la que se fueron sumando operaciones de en industrias químicas (Cros o Explosivos Río Tinto) y la azucarera Ebro, entre otras aventuras.

Pero tras este episodio de la llamada cultura del pelotazo, los inversores árabes han mostrado más estabilidad en sus inversiones en el mercado español. Uno de los más activos es el fondo soberano Qatar Invesment Authority, propietario de unos 9.000 millones en acciones del Ibex 35. Es accionista desde 2011 de Iberdrola, con una posición del 8,7% del capital, y que tiene un valor de 6.220 millones de euros con datos del pasado viernes. Cuenta, además con un 19% de inmobiliaria Colonial, posición valorada en 541 millones de euros. Dentro del sector turístico, los catarís son dueños del 25% del grupo aéreo IAG, participación que cuesta a los precios actuales 2.397 millones de euros.

Iberdrola, El Corte Inglés, IAG, Cepsa, Colonial, Enagás y Prisa son algunas de las grandes empresas españolas con capital árabe

El jeque catarí Hamad Bin Jassim Bin Jaber al Thani compró en 2015 una participación del 10% en el capital de El Corte Inglés que en junio de 2022 se redujo a la mitad, ya los grandes almacenes recompraron esas acciones. Por su parte, el miembro de la familia real de Qatar Khalid Thani Abdullah Al-Thani mantiene una participación del 4,91% del capital del grupo de comunicación Prisa cuyo valor en el mercado es de unos 16,7 millones de euros

En cuanto a la firma de telecomunicaciones de Arabia Saudí, STC, es propietaria ya del 5% de Telefónica con un valor de mercado de 1.121 millones de euros, aunque aspira a doblar esa inversión para lograr el 9,9%, siempre pendiente de cómo se vayan reduciendo las exigencias del Gobierno de Pedro Sánchez.

Por parte de Emiratos Árabes Unidos, su operación más destacada fue la compra de la petrolera española Cepsa (ya no cotiza en Bolsa) a través del grupo inversor Mubadala que también es propietario del 3% de Enagás (106 millones de euros). Su participación en Cepsa se estimaba en unos 4.900 millones de euros, después de la venta en 2019 al grupo Carlyle de un 37% de la compañía por 2.900 millones. Con ello, Mubadala es actualmente dueña de algo más del 60% del capital de Cepsa. Emiratos se colocará a la cabeza de inversiones en la bolsa española cuando se materialice la adquisición del 40% de Naturgy, a través de Taqa, que costaría a precios actuales unos 9.048 millones de euros.

Capital árabe para Canalejas

Pocas suspicacias levanta el capital de Oriente Medio en compañías que buscan deshacerse de sus activos para reducir sus importantes deudas. Es el caso de la constructora OHLA que junto a su socio israelí Mohari, es dueño del complejo hotelero y comercial situado en la plaza de Canalejas de Madrid (antiguas sedes del Banco Hispanoamericano y del Banesto).

Se baraja una cifra de venta entre 800 y 1.000 millones de euros y los bancos encargados de materializar la operación son Rothschild y Santander, una operación complicada al concentrarse en un solo inmueble. En las últimas semanas, fuentes del mercado han apuntado que estos bancos están buscando capitales en fondos soberanos e inversores particulares de Oriente Medio que cuentan con recursos para abordar una operación de este cariz. Sin duda, una venta muy esperada por la constructora OHLA (fundada por Villar Mir y ahora en manos del grupo mexicano Amodio) que presentó ganancias en su actividad durante 2023, pero que sigue soportando una elevada deuda que oscurece la visibilidad de la compañía.