Naturgy vive días intensos tras la posible entrada de Taqa en su capital. La compañía energética de Emiratos Árabes Unidos ha confirmado mantener conversaciones con los principales accionistas de la gasista española, que podrían desembocar en una opa (oferta pública de acciones) por el 100% de la empresa. Una operación compleja por las tensiones geopolíticas entre el grupo de Abu Dabi y Argelia, socio clave para el suministro de gas a España. Además, la condición estratégica de Naturgy plantea dudas sobre la posible actuación del Gobierno, que tendrá que decidir si da el visto bueno en caso de que se llegue a un acuerdo.

El gigante energético ha puesto patas arriba el mercado con su interés en la compañía que preside Francisco Reynés, un acercamiento que ha contado con la ayuda de CriteriaCaixa. El capital de Taqa se encuentra mayoritariamente en manos del gobierno de Emiratos Árabes Unidos, cuyas relaciones con Argelia pasan por una fuerte confrontación diplomática, entre otras cosas, por la estrecha relación que tiene con Marruecos, gran rival del país argelino. Y es que Taqa es uno de los grandes socios energéticos de Marruecos.

La compañía lleva más de 25 años de actividad en el país que lidera el rey Mohammed VI y ha sido clave en su expansión eléctrica. Actualmente, tiene 2.056 MW de capacidad de generación instalada en Marruecos, a través de una central térmica de carbón con seis unidades. Taqa suministra hasta el 38% del consumo eléctrico del país y tiene en torno a 17 millones de clientes, además de estar trabajando en alternativas renovables como la eólica y el hidrógeno verde en diferentes proyectos a lo largo del territorio.

Naturgy, Sonatrach y el conflicto con Marruecos

Sin duda, se trata de una alianza comercial importante entre los países árabes que puede suponer un problema para Naturgy. Argelia rompió sus relaciones con Marruecos y dejó de suministrarles gas por sus diferencias políticas en torno al pueblo saharaui. Ruptura que ha provocado la inactividad del gasoducto que une Argelia con España por territorio marroquí desde el año 2022.

El cambio histórico de posición del Gobierno de España en torno al Sáhara Occidental supuso por primera vez abandonar la neutralidad y reconocer que la soberanía de dicho territorio pertenece a Marruecos. Algo que provocó más tensiones diplomáticas con Argelia, que amenazó con romper el contrato de suministro con España si esta entregaba parte del gas recibido a Marruecos.

La energética estatal argelina, Sonatrach, lleva más de 30 años suministrando gas a territorio español a través de Naturgy, empresa en la que además está representada con un 3,85% del capital. Es, por tanto, importante accionista y a la vez proveedor de una materia prima esencial. Por su parte, España exporta gas a Marruecos a través del gasoducto de Tarifa (Cádiz), siendo el principal destino de las exportaciones. 

Cabe destacar que, si bien España sigue importando grandes cantidades de gas de Rusia, así como de otros países como Estados Unidos y Nigeria, Sonatrach provee a España con más de un tercio del gas que se consume en el país, gracias a un importante contrato que mantiene con Naturgy y que va renovando a lo largo de los años. Asimismo, la empresa argelina es socia al 50% de Medgaz, el gasoducto que une Argelia con España por el mar Mediterráneo.

Presión para el Gobierno, que ya vetó el proyecto Géminis

En cualquier caso, las negociaciones con los fondos CVC y GIP aún son preliminares y no hay nada concreto, según anunció Taqa recientemente. Lo que sí dejó claro la compañía árabe es que, de lanzar una oferta para hacerse con las acciones de dos de los máximos accionistas, la opa tendría que ser por el 100% de la compañía, ya que el capital controlado por ambos fondos supera el 40% de Naturgy. El resultado daría lugar a la mayor operación de este tipo en la Bolsa española desde la compra de Endesa por Enel.

La venta de los paquetes que controlan CVC y GIP sería una opción atractiva para ellos, que han visto como el proyecto Géminis no se ha podido materializar. El plan consistía en dividir en dos la empresa para que los fondos se quedasen con los activos liberalizados, mientras que el negocio regulado permanecía en manos de CriteriaCaixa, para dar mayor tranquilidad en cuanto al suministro de gas. El Gobierno lo vetó en 2022, al considerar que no era conveniente desde el punto de vista de "la estabilidad y las garantías para determinadas actividades reguladas, así como el aprovisionamiento en condiciones y precios razonables”. 

Criteria, el 'holding' de La Caixa que preside Isidre Fainé, controla el 26,7% de las acciones de la cotizada y el fondo australiano IFM el 15%. Se trata de una cifra elevada de títulos en manos de pocos accionistas, de la que ha advertido recientemente la CNMV. El supervisor bursátil ha remitido una carta este mes a Naturgy recomendando adoptar medidas para aumentar su liquidez, ya sea por ampliaciones de capital o mediante la venta de acciones que poseen los cuatro mayores accionistas, según informó El Confidencial.

Una situación que pone de manifiesto la complicada posición del Ejecutivo en caso de querer entrar como accionista en la energética. Además, tendrá que dar el visto bueno a la operación, tal y como sucedió con la irrupción de la saudí STC en el capital de Telefónica o con la fusión de Orange y MásMóvil, debido al conocido como 'escudo antiopas' que estableció durante la pandemia y que ha mantenido para poder proteger los intereses estratégicos del país.

El ministro de Economía, Carlos Cuerpo, ya ha señalado que el Gobierno analizará la operación sobre Naturgy cuando se materialice y ha subrayado que tiene una visión "muy clara" con respecto a la necesidad de proteger los "intereses estratégicos" del país. Por su parte, desde Sumar han instado al Gobierno que vete la opa de Taqa al suponer "una amenaza" y a comprar acciones de Naturgy para proteger la soberanía nacional.

Mientras que la entrada de Taqa en Naturgy es un quebradero de cabeza para el Ejecutivo, para Abu Dabi supone una operación estratégica de gran relevancia. En este sentido, no es la primera vez que el país árabe invierte en grandes compañías energéticas españolas, pues a través de su fondo Mubadala controla el 67% de la petrolera Cepsa o el 3% de Enagás. También cuenta con una importante alianza con Iberdrola para su mayor proyecto de eólica marina.