La amenaza será una realidad en menos de dos meses: el sector del cultivo del arroz en el Delta de l'Ebre puede acabar muriendo si la sequía continúa o no hay un giro radical con respecto a las precipitaciones en las próximas semanas. La previsión es que el riego de todas las plantaciones cierre completamente el grifo a partir del mes de julio o, como muy tarde, el mes de agosto. La alerta la avanza a ON ECONOMIA, la Asociación Catalana de Comunidades de Regantes (ACATCOR): "Actualmente, solo se está regando el 50% de la concesión que hay para los campos de arroz del Delta del Ebro, pero también con afectaciones más secundarias, por peso económico, en hortalizas y cítricos," advierte al gerente de Acatcor, Ramon Lletjós.

Hectáreas afectadas

Este 50% responde a la concesión para regar las 11.000 hectáreas de cultivos. Si no hay mejoras, se prevé que la finalización del riego podría comportar la pérdida de la cosecha del arroz al Delta. La calidad del agua disponible también es un problema que afecta a la productividad de los cultivos. Los gastos para preparar las tierras y las infraestructuras ya se han hecho, pero las pérdidas podrían ser incalculables si no se puede acabar el ciclo de la planta del arroz. La Comunidad de Regantes solicita ayuda por parte de las administraciones para hacer frente a esta situación.

Una problemática general

También las zonas vecinas pasan momentos críticos. La Comunidad de Regantes de la Terra Alta que tiene 8.400 hectáreas en regadío, principalmente de viña, olivos y árboles frutales, con un riego eficiente de soporte por goteo que se ha construido hace más de 20 años. Si no hay bastante lluvia, las parcelas de secano tendrán una cosecha de uva muy afectada, mientras que las que tienen riego podrán obtener una buena cosecha de uva y olivas. Eso será un año difícil para los campesinos que no tienen riego, ya que no podrán recoger sus frutos si no llueve pronto. Aun así, el consumo de agua de la comunidad es bastante inferior a la dotación, lo cual es una buena noticia en un año de sequía como este. La Comunidad de Regantes considera que es imprescindible gestionar el agua de forma eficiente y fomentar la utilización de tecnologías de riego eficientes para hacer frente a los efectos del cambio climático y las sequías cada vez más frecuentes.

Sea como sea, la sequía es una pandemia climatológica y económica que afecta de norte a sur a toda Catalunya. En las comarcas de Girona ya han adelantado que las pérdidas serán millonarias y, teniendo en cuenta las limitaciones que ya presenta la Muga y el Baix Ter, se llega a los diez millones de euros de balance en negativo. Si nos centramos en el caso del arroz del Delta, las cifras son de escándalo y amenazan la estabilidad económica de toda la zona. El Delta, en condiciones normales de no sequía, cubre una extensión de casi 22.000 hectáreas y produce alrededor de 120 millones de kilos de arroz. Estas cifras lo posicionan como la tercera concentración mayor de este cultivo en toda España.

Beneficios sin sequía

El 65% de la superficie está destinada a la agricultura intensiva de este cereal. En una situación normal, la cooperativa Arroceros del Delta del Ebro, que comercializa las marcas Nomen, Bayo y Segadors del Delta puede llegar a registrar un beneficio neto de 1,64 millones de euros y una facturación de 35,8 millones, como indican los últimos datos de los informes del 2018, previos a ejercicios con temporadas catastróficas como el Gloria, la covid o, ahora, la sequía. Arroceros del Delta del Ebro puso en marcha en el 2010 un plan para aumentar las ventas en el exterior, y actualmente las exportaciones representan el 16% de las ventas, con Europa y el arco mediterráneo como principales mercados.

El peligro es el efecto dominó que puede desencadenar, ya que, tal como advierte ACATCOR, si no se riega, muere la cosecha, pero tampoco habrá una nueva para el próximo año. El agua quedará desierta de plantaciones de arroz y el símbolo de la agricultura, pero también el turismo sostenible que se quiere impulsar desde el año 2020 morirán. Otras derivadas repercutirán en otros sectores como el de los mejillones del Delta, donde la sequía ya amenaza en la subida de precios de este producto. La falta de agua dulce ya se asume con resignación.