Las personas desempleadas sufren el doble de trastornos del estado de ánimo que las que tienen trabajo, la mala salud mental es más frecuente entre las personas con riesgo de pobreza y quienes están aislados en el trabajo tienen más problemas para dormir. Son algunas de las relaciones entre los problemas de salud mental y la situación económica analizados en los distintos artículos de la revista semestral de Funcas Panorama Social, publicada esta semana, que aborda desde diversas perspectivas la pandemia de salud mental que golpea a España, se agrava desde inicios de siglo y se agudizó con la pandemia. 

El artículo de Aroa Tejero y Sigita Dobluté 'La ventaja de trabajar: salud mental, pobreza y empleo en España', muestra a partir de encuestas cómo la clase social y la falta de empleo perjudican la estabilidad mental. Así, los trastornos de estado de ánimo como depresión o ansiedad son el doble de frecuentes en personas desempleadas que en personas activas, según un estudio de la Fundación Foessa del año 2021. Si un 5,7% de loas personas con empleo manfiestaban tener alguno de estos problemas, la cifra se elevaba al 11,5% entre las personas en desempleo y al 11,8% entre las inactivas

"Las personas con una peor posición socioeconómica tienen menos oportunidades de controlar sus recursos para satisfacer sus necesidades básicas, lo que incide directamente en su nivel de salud mental", afirma el artículo citando a varios autores. La Encuesta Nacional de Salud de España de 2017, por otra parte, muestra cómo los trastornos mentales comunes se elevan entre las personas con desempleo de más de un año hasta el 28,7%, una cifra 5 puntos por encima de los desempleados de menos de un año (23,5%) y casi el triple que la incidencia entre personas con empleo, que presentaban un 12,4% de trastornos mentales comunes. 

El estudio muestra cómo la ansiedad, el miedo la preocupación y el estrés varían también de manera significativa en las franjas más pobres y, entre ellas, afectan más a quienes no tienen trabajo, a iguales condiciones materiales. Así, un 50% de las personas en riesgo de pobreza presentaban estas afectaciones del ánimo (sin llegar a trastorno) y a un 60,7% de las con pobreza material y con desempleo de más de un año, o sea, una incidencia 10 puntos por encima. Para las personas con privación material las afectaciones del ánimo eran aún más graves y afectaban a un 63% de las que trabajaban y a un 69,4% de las que llevaban desempleadas más de un año, con una tendencia similar, según la encuesta de condiciones de vida (ECV) realizada en 2021 por el Instituto Nacional de Estadística. 

Eso sí, entre las personas en desempleo con rentas de más de 2.700 euros, los trastornos mentales comunes caían al 5,3%, cuatro veces menos que entre las personas de entre 2.200 y 2.700 euros de ingresos mensuales y casi 8 veces menos que los desempleados con ingresos inferiores a 570 euros mensuales, que tenían en un 37,1% trastornos mentales, de nuevo según la Encuesta Nacional de Salud del Gobierno del año 2017.  

Estrés por formas de trabajar

En el artículo 'Riesgos psicosociales, salud mental y prolongación de la vida laboral', de Raúl Payá y David Luque, se analiza entre otras cosas las diferencias de factores de riesgo y trastornos mentales en función del tipo de tareas y también de la relación personal y emocional con compañeros y superiores y la participación activa en las decisiones de trabajo. 

Lo hacen seleccionando información de la Encuesta Nacional de Condiciones de Trabajo de 2015 elaborada por el Instituto Nacional de Seguridad e Higiene del Trabajo. Muestra que los plazos ajustados de entrega de tareas y las situaciones que molestan emocionalmente son las que más afectan al estado de ánimo. Así, un 83,7% de las personas que viven situaciones molestas a nivel emocional relatan estrés, por un 69,4% de quienes se enfrentan a tareas repetitivas, en ambos casos por encima de la media. Un 80,4% de los trabajadores ajustados también tienen probblemas de estrés. 

Los problemas para dormir, el cansancio general y la ansiedad también afectan más a estos trabajadores que a la media general. Trabajar a alta velocidad o las tareas repetitivas son otros factores que desencadenan un mayor estrés entre los trabajadores. Además, el estudio muestra una diferencia sustancial en cómo los trabajadores que tienen poder de decisión activa en la forma de realizar las tareas tienen menos problemas de salud mental. 

Los trabajadores que no cuentan con el apoyo de los jefes o jefas son quienes tienen más problemas para dormir, en un 57% de los casos, 17 puntos por encima de la media, y además experimentan estrés 14 puntos por encima de la media, hasta un 77,2%, y 14 puntos más de ansiedad, un 27,3%.  

"En España, los trabajadores que afrontan en mayor medida una elevada intensidad laboral (altas demandas) y carecen de capacidad de decisión sobre los procesos de producción (bajo control) sufren más probablemente patologías psicosomáticas (estrés, ansiedad, cansancio y problemas de sueño)", concluye el estudio.

Bajas por depresión

En el apartado 'Dinámicas sociales en la explosión diagnóctica de la depresión', realizado por Víctor Fernández Castro y Miguel Nuñez, se analiza la "paradoja" de que la incidencia de la depresión aumente pese a la mayor inversión en salud mental e investigación. Y se observa, a partir de los DALY (los años de vida sin discapacidad perdidos de vida laboral) y su evolución desde el 1990 en España, que lidera en Europa los años perdidos por depresión tan solo por detrás de Grecia. La depresión suponía en 2019 un 3,7% del total de años de vida saludable perdidos a cualquier causa en 2019 e incrementaba un 19% en la última década

Las estadísticas de la Seguridad Social, al margen del estudio de Funcas, muestran que las bajas por salud mental se han duplicado en los últimos siete años. En 2023, fueron 597.686 incapacidades, un 13,6% más que en 2022 y el doble que las registradas en 2016. 

 Así como el incremento de la tasa de sucidios de 6,7 por cada 100.000 habitantes en 2011 a 7,9 en 2020, la prevalencia de la depresión aumentó de 4,6 a 5,7 por ciento en 2019. "Los trastornos depresivos constituyen la sexta causa de discapacidad o muerte (combinadas) en España", completa el estudio.