El lanzamiento de GPT-5, la última versión del popular chatbot de OpenAI, no ha estado exento de polémica. Apenas horas después de su presentación, usuarios de redes sociales comenzaron a señalar errores y a ridiculizar la frialdad con la que responde el sistema, a pesar de que el director ejecutivo de la compañía, Sam Altman, lo presentó como “un equipo de expertos con doctorado, listos para ayudar”.
Altman había explicado la evolución de sus modelos con una metáfora académica: GPT-3 sería similar a conversar con un estudiante de secundaria, GPT-4 con uno universitario, y ahora GPT-5 equivaldría a dialogar con varios doctores en distintas disciplinas. Sin embargo, la experiencia de los primeros usuarios no parece coincidir con esa descripción.
En foros como Reddit y X (antes Twitter) circularon ejemplos de errores básicos: desde nombres mal escritos de estados y presidentes de Estados Unidos, hasta la curiosa afirmación de que la palabra strawberry carece de la letra “r”. Estos fallos, conocidos como alucinaciones, son justo los que OpenAI aseguró haber reducido en la nueva versión, disponible incluso para quienes no pagan suscripción.
Una personalidad menos cercana
Otro de los comentarios recurrentes ha sido la pérdida de calidez en las respuestas. Varios usuarios compararon la diferencia entre GPT-4o y GPT-5 al reaccionar ante frases cotidianas como “mi hijo acaba de dar sus primeros pasos”: mientras el modelo anterior ofrecía una respuesta entusiasta, el nuevo se limitaba a contestaciones breves y secas. “GPT-5 es absolutamente diabólico”, ironizó un usuario en Reddit al mostrar cómo el sistema le respondió con un escueto “Apuntado” cuando expresó que estaba feliz.
Para la profesora Pattie Maes, investigadora del MIT, el cambio refleja un estilo “menos adulador y más empresarial”. Aunque ella lo considera positivo, reconoce que muchos usuarios valoraban la empatía y el refuerzo emocional que ofrecían versiones previas. Esa frialdad, advierten algunos analistas, podría traducirse en la pérdida de clientes, pese a que OpenAI asegura que ChatGPT alcanza ya 700 millones de usuarios activos semanales.
El regreso forzado de GPT-4o
La controversia escaló cuando la empresa retiró modelos anteriores, incluido GPT-4o, uno de los más populares. La medida generó malestar y más de 4.300 personas firmaron una petición en Change.org para exigir que regresara. Ante la presión, Altman anunció días después que los suscriptores de la versión Plus podrán volver a elegir GPT-4o. También prometió mejoras graduales en GPT-5 para hacerlo “más inteligente” y reconoció que la transición “fue un poco más complicada de lo esperado”.
Preocupación en los mercados
El accidentado estreno no solo inquieta a los usuarios, sino también a los inversores. OpenAI, valorada en 427.000 millones de euros según medios especializados, todavía no es rentable y su reputación depende en gran medida de la confianza en sus modelos.
Por ahora, GPT-5 se enfrenta a un doble desafío: demostrar la solidez técnica que prometió y recuperar la cercanía con el usuario que convirtió a ChatGPT en un fenómeno global desde su irrupción a finales de 2022.
Recientemente, OpenAI también ha sido noticia por una función poco clara dentro de la plataforma ChatGPT que ha dejado al descubierto conversaciones privadas de miles de usuarios, incluyendo mensajes sensibles, borradores confidenciales y confesiones personales. Todo ha quedado accesible a través de motores de búsqueda como Google, sin que muchos usuarios sean plenamente conscientes de ello.
El problema ha surgido a raíz de la opción Make this chat discoverable (“Haz esta conversación descubierta”), que permite que los chats sean indexados y, por tanto, visibles públicamente. Como resultado, herramientas como la Wayback Machine logró almacenar miles de esas conversaciones, ahora archivadas de forma permanente en la red.