Mientras la feria The District celebraba su última jornada en Barcelona sin presencia institucional destacada (ni el alcalde Collboni, ni el president Illa ni ningún ministro abrió o cerró la feria), en Madrid, la ministra de Vivienda, Isabel Rodríguez, presentaba las líneas maestras de la financiación del plan estatal que repartirá 7.000 millones, entre ellos 3.000 para hacer nueva vivienda social y asequible. Aunque puedan parecer dos caras de la moneda, serán los constructores privados quienes se ocupen de construir esta vivienda y los inversores, que lo saben, centran gran parte de sus esfuerzos en detectar las oportunidades y apostar por la colaboración público-privada.

El sector espera aumentar en un 20% su inversión en España este 2025, mismo porcentaje que incrementó el año pasado, cuando fue de 14.000 millones de euros. La inversión pública en vivienda social, por lo tanto, equivale a casi una cuarta parte de lo que invirtieron los privados el año pasado. El gobierno español busca poner freno a una gran crisis de vivienda que hace que los ciudadanos más vulnerables puedan gastar la mitad de su sueldo en vivienda o más, que cada vez más gente y de edad más avanzada comparta piso, que los sueldos suban mucho menos de lo que lo hace el precio de la vivienda y que la edad de emancipación baje de los 30 años donde está actualmente. Los inversores, lo que buscan es una vía segura de negocio. Y los dos intereses pueden converger en una "tormenta inmobiliaria".  

Forman un buen cóctel para los inversores la gran apuesta de las administraciones por la vivienda pública y el buen momento económico de España, con una triple mejora de la calificación de la deuda por Moody's, Fitch y S&P, y un crecimiento actual (0,8% en el segundo trimestre del año) y en perspectiva (2,6% en 2025 y 2% en 2026), por encima de la Unión Europea y de la mayoría de los países desarrollados. Más allá de la vivienda asequible y social, los hoteles, el senior living y las residencias de ancianos, residencias universitarias, hospitales, terrenos y centros de datos, con la digitalización y la industrialización de la construcción como principales innovaciones en cuanto al método y las oficinas en decadencia, han sido los principales focos de atención de la feria.

La conferencia de la jefa de División de Desarrollo urbano del Banco Europeo de Inversiones (BEI), Elena Campelo, fue una de las más destacadas de la feria, con los inversores muy atentos a las oportunidades. "La demanda de nuevas viviendas en Europa es de 2,3 millones de viviendas anuales, pero sólo se conceden 1,4", dijo, y señaló la dificultad financiera de los hogares para vivir allí donde tienen oportunidades de trabajo. Puso cifra a la financiación en vivienda prevista por el BEI en los próximos 5 años, 3.000 millones de euros para nuevas construcciones. 

Las empresas presentes en la conferencia recogieron el mensaje y expresaron su predisposición a priorizar la vivienda social. "Ahora mismo estamos muy ilusionados con el nuevo plan de vivienda", dijo Jaume Hugas, cofundador y CoCeo de Conren Tramway, que recordó que el 80% de vivienda social ha sido promovido por empresas privadas. 

El CEO de Alas Vivienda Asequible, Manel Rodríguez, lamentó que "el mercado de la construcción es lento, se necesitan entre 3 y 5 años para empezar, y empeorará en los años venideros". "Necesitamos un acuerdo global entre los gobiernos que nos permita trabajar en soluciones a largo plazo y que contemple regulaciones, aumento de la oferta, nuevos actores en el mercado y más asociaciones entre el sector público y privado". 

La carga fiscal del sector inmobiliario y los largos periodos del permitting para desarrollar vivienda, así como la falta de terrenos disponibles, centraron las quejas del sector, que, sin embargo, en general se mostró optimista con la posición de España.   

El más contundente con esta apuesta fue Edmun Eggins, managing director en España de Ardian, fondo de inversión privada que gestiona o asesora activos por valor de 177.000 millones, y que aseguró que "España es top 1 ahora mismo para la inversión inmobiliaria".   

Alberto Díaz, managing director del departamento de capital markets de Colliers, destacó la importancia de la venta de activos de Blackstone en España. "Es el momento de España", dijo. 

Alberto Nin, managing director de Brookfield, destacó que "el negocio inmobiliario va bien, no hay exceso de oferta y los precios suben", y Federico Holzmann, de Catalonia Hotels, apostó por seguir invirtiendo en hoteles en un país "líder en turismo". "Hay que dar espacio a los que vienen a vivir y a los que vienen a hacer turismo. Crecemos 10 millones en 20 años, crece la población de gente mayor, necesitamos casas, flex living, hoteles. Estamos en medio de una tormenta residencial", dijo, en un The District, eso sí, un poco descafeinado por la falta de primeras espadas internacionales y escasa presencia institucional. Tampoco hubo protestas esta vez.