El consejero delegado del Banc Sabadell, César González-Bueno, ha salido al paso de las acusaciones del BBVA asegurando que la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) ha revisado exhaustivamente el procedimiento articulado para que los accionistas de Sabadell puedan aceptar la Oferta Pública de Adquisición (OPA) hostil y no ha detectado "ningún tipo de trabas". Estas declaraciones, recogidas en una entrevista con Europa Press, se producen en el marco de una guerra abierta y creciente entre ambas entidades, que ha trascendido el ámbito meramente económico.

El punto de inflexión que propició la revisión de la CNMV fue una denuncia formal presentada por el propio BBVA. La entidad que preside Carlos Torres acusó al Sabadell de presuntas malas prácticas y carencias en el proceso de aceptación del canje de acciones, una acusación grave en medio de una operación de esta magnitud. No obstante, la situación es de doble vía.

El Banc Sabadell, por su parte, también informó al supervisor bursátil de carencias en la información y falta de transparencia por parte del personal de BBVA durante el proceso de contacto con sus accionistas. González-Bueno quiso matizar este punto con énfasis: "Nosotros no presentamos denuncia formal. Nosotros simplemente informamos. Y no pedimos actuaciones en consecuencia". Esta distinción busca proyectar una imagen de mayor colaboración y menor confrontación por parte del Sabadell.

Más allá de las acusaciones mutuas, el consejero delegado ha profundizado en la naturaleza técnica del proceso, que describe como "innovador" y creado específicamente para esta opa. Tradicionalmente, en este tipo de operaciones, son los depositarios de las acciones (las entidades donde los inversores tienen custodiadas sus acciones) los que reciben la orden de canje. En este caso, el BBVA ha habilitado un mecanismo alternativo y, según González-Bueno, lleno de "mucha complejidad y mucha manualidad".

Este sistema permite a los accionistas de Sabadell aceptar la oferta directamente en las oficinas de BBVA, aunque sus acciones no estén depositadas en el "banco azul". Esta innovación, que busca facilitar la aceptación, también introduce un mayor riesgo operativo, ya que es un procedimiento que, según el máximo directivo del Sabadell, "no estaba testado" previamente en condiciones reales.

Este intercambio de denuncias y aclaraciones no es más que un episodio de la batalla más amplia que se libra desde que el BBVA lanzó su opa sobre el Sabadell. La operación, valorada inicialmente en unos 12.000 millones de euros, pretende crear el segundo grupo bancario de España, por detrás de CaixaBank. El gobierno español, a través del Ministerio de Economía, ya se ha manifestado en contra de la operación, considerando que no es necesaria y que podría ser perjudicial para la competencia y para el tejido productivo.

En este contexto, cada movimiento, cada declaración y cada denuncia ante la CNMV son piezas en una compleja partida de ajedrez donde no solo se juega el precio de las acciones, sino también la opinión pública, la voluntad de los accionistas y, en última instancia, el visto bueno definitivo de los supervisores y las autoridades políticas. La limpieza del proceso por parte de la CNMV, tal como señala Sabadell, supone para este una importante ventaja moral en esta disputa.