El grupo Raventós Codorníu ha presentado este jueves los resultados de su último año fiscal “excelente” en un entorno de “alta volatilidad”, en el que ha alcanzado un beneficio operativo (ebitda) de 44 millones de euros, un 13% más. “Estamos cumpliendo el plan económico que nos fijamos, hace cinco años, para alcanzar los 50 millones de ebitda”, ha significado el consejero delegado del grupo, Sergio Fuster. “Lo tenemos al alcance” para el año fiscal 2025-26, ha destacado.

Respecto al beneficio neto, Fuster ha apuntado a un crecimiento previsto -que no se concretará hasta el próximo mes de diciembre, con los datos auditados- del 50% sobre los 8 millones contabilizados en el ejercicio precedente.

En línea con la evolución creciente de los últimos años, con crecimientos de entre el 3% y el 5% en ventas -de las marcas de cava y vino-, Codorníu ha elevado sus ventas un 3% en el año fiscal 2024-25 (cerrado a 30 de junio) sobre su anterior ejercicio. La cifra de ingresos se ha situado en 232 millones de euros, a tipo de cambio constante, es decir, sin tener en cuenta la devaluación del dólar y el peso argentino. La previsión para el presente ejercicio apunta a consolidar esta horquilla de crecimiento anual.

La marca sigue apostando por los productos premium y ecológicos. Fuster ha relatado que esta apuesta da márgenes para la compañía, alcanzando una ratio de ebitda sobre ventas del 23%. “Nuestros márgenes han crecido al ritmo de dos puntos porcentuales anuales, fomentando la calidad y el valor de los cavas; además de la política de ajuste de costes”, ha dicho.

La salida de Carlyle, en proceso

El directivo ha destacado que los datos obtenidos consolidan “la solidez de la estrategia” que ha seguido la bodega en los últimos cinco años, después de que el fondo de inversión Carlyle comprara el 68% del capital de la empresa familiar, en 2018.

“Bajo la gestión de Carlyle, Codorníu ha vivido años de mucha riqueza”, ha explicado Fuster al hacer un repaso de la situación actual del grupo, inmerso en el proceso de venta de la participación del fondo de capital riesgo estadounidense. “El proceso está en la fase inicial”, después de que se determinaran en junio pasado los servicios de Morgan Stanley y el Banco Santander como asesores financieros para explorar la venta de su 68%. La operación de venta, que baraja todas las opciones –“venta total del paquete, parcial o desistir de ella”, según Fuster-, “va de meses, no de años”, ha concretado el máximo directivo.

El consejero delegado también ha valorado el papel de las diversas ramas de la familia fundadora, aún con el 32%, de la compañía. El equipo directivo, con los actuales accionistas, tiene mucha “autonomía en la gestión, lo que proporciona agilidad en la misma”.

 

Un 44% de exportación

La evolución del negocio ha sido favorable en todos los segmentos de producto y en todos los mercados, con alguna pequeña excepción, tanto en España como en el extranjero, con aumento de entre el 5 y el 6%. La cuota de mercado en España ha alcanzado el 30%.

Con la comercialización total de 57 millones de botellas, un 44% de las mismas se distribuyen en los mercados internacionales; en 63 países. Del total, casi el 60% corresponde a la venta de cava.

Leve impacto de los aranceles

En el exterior, la política arancelaria americana ha tenido un leve impacto para el grupo. Estados Unidos representa el 9% de las ventas totales, de las cuales, un 50% provienen de la bodega que el grupo tiene en la región de Napa, por lo cual quedan exentos del pago de los aranceles del 15% impuestos por Trump. “Inicialmente, tenemos poca afectación por la política arancelaria; es de un 15% sobre les ventas provenientes de España y de la bodega de Argentina”, ha dicho Fuster. El directivo ha concretado que han apreciado más una caída de las ventas por las dudas de los distribuidores a la hora de comprar producto y a la espera de que se concretara la aplicación de las tasas aduaneras que por una supuesta caída de la demanda de los consumidores, “que aún no hemos podido valorar”.