El consejo de administración de BBVA se reúne esta semana para decidir el futuro de la opa sobre el Sabadell, que lanzó en mayo del 2024. El banco que preside Carlos Torres y dirige Onur Genc tomará una decisión, previsiblemente, en estos primeros días de la semana, sin descartar que sea este lunes.

Ha pasado menos de una semana desde el varapalo del Consejo de Ministros, que vetó una fusión entre el BBVA y el Sabadell durante tres años ampliables a cinco, si la opa prospera. Y ahora, el BBVA debe valorar si puede seguir obteniendo las sinergias de 850 millones de euros anunciadas aunque no haya fusión.

Pero además, el consejo debe decidir si recurre a la justicia y denuncia la intervención del Gobierno español, si pronunciarse ya o esperar a que el Sabadell comunique qué hace con TSB (ha dicho que lo hará antes del 24 de julio), si puede o debe mejorar la oferta, o si se retira. Este es el escenario que menos le gusta a la entidad con sede en Bilbao, pero que como todos los demás está encima de la mesa.

Retirarse supondría echar por tierra el trabajo de más de un año, pues fue en abril del 2024 cuando el BBVA propuso al Sabadell una fusión amistosa (la segunda, tras la fallida del 2020) que tras ser rechazada por el banco que preside Josep Oliu, acabó en opa hostil unos días después.

Esto implica que son los accionistas quienes deben decidir si aceptan o no la oferta del BBVA. Pero antes de que eso ocurra, el banco necesitaba recibir decenas de autorizaciones y es ahí donde se ha extendido el proceso, que ha sido mucho más largo y dificultoso de lo que se esperaban por encontrarse con el rechazo de políticos y empresarios.

Otro escenario que el banco contempla es el de continuar con la opa y seguir esperando por el Sabadell, aunque no puedan llevar a cabo una fusión durante al menos 36 meses, realizar recortes de plantilla, cierre de oficinas o cambiar la marca. Sin embargo, el BBVA podría nombrar consejeros e incluso llevar a cabo algún ajuste de personal por razones justificadas distintas a la opa.

Todo esto es lo que ha estado valorando la cúpula del BBVA en los últimos días después de sondear a los accionistas y es lo que debe decidir ahora el banco, que ya ha confirmado que no tardaría en pronunciarse porque, entre otros motivos, el tiempo corre en su contra.

La CNMV está a punto de publicar el folleto informativo de la opa y eso daría paso casi de inmediato al periodo de aceptación. Llegar hasta ahí para que finalmente el banco se retirara no tendría sentido. Además, la gran cantidad de información que circula estos últimos días no beneficia a las acciones de ninguno de los dos bancos. Menos aún cuando la prima de la opa entró en terreno negativo hace meses.

El BBVA esperaba cerrar la fusión en 8 meses

Aunque el BBVA lo contemplaba como un escenario remoto y para nada principal, ya había advertido al regulador de los Estados Unidos que tanto las condiciones de la CNMC como la intromisión del Gobierno español podrían poner en riesgo la operación. En el documento enviado a la SEC, el banco reconocía que "su capacidad para materializar plenamente los beneficios y sinergias previstos al completar la opa, podría verse limitada” si alguno de los dos aprobaba la operación con compromisos, como ha ocurrido.

También advertía que si la fusión prevista no se consumaba por cualquier motivo, BBVA consideraría improbable lograr la totalidad de los ahorros de costes y otras eficiencias operativas, o lograr el crecimiento de ingresos anunciado y beneficios. En cualquier caso, incluso sin fusión, el banco considera que la operación sigue siendo atractiva. Y así lo expresa en el documento a la SEC y lo han indicado los directivos de la entidad estos días.

Sin embargo, su escenario principal era que sí hubiera fusión. De hecho, creía que tardaría “entre 6 y 8 meses” en llevarla a cabo una vez que los accionistas resolvieran la opa. Ahora, con todos estos interrogantes encima de la mesa, el BBVA tendrá que decir cuál es la mejor solución para el banco.