España será de las pocas economías europeas que se salvará de la recesión pese a que habrá una pequeña contracción de la economía en los primeros meses de este 2023. Los expertos de Mapfre Economics, el servicio de estudios de Mapfre, creen que el PIB subirá un 1% este año, cuatro décimas más que lo previsto en octubre de 2022. Las ayudas fiscales que se han activado, los aún asumibles costes financiero (pese a la subida de tipos de interés) y el aguante del mercado residencial están detrás de esta mejora, según explicaba Gonzalo de Cadenas-Santiago, director de análisis macroeconómico y financiero, en una presentación este jueves.
Ya en 2024 la economía crecerá hasta el 2,1% y no será hasta por lo menos 2025 cuando España registre tasas de crecimiento del 3%, asumiendo que el Banco Central Europeo seguirá endureciendo la política monetaria, lo que podría acarrear una reducción del consumo por pérdida de poder adquisitivo y la contracción del crédito. “Para que España crezca como lo hacía hasta inicios del 2020 habrá que espera a 2025”, añade.
El analista asegura que España eludirá la crisis gracias a que la inflación se ha atemperado, el balance de las familias y empresas está saneado, y que la mora no crece con fuerza “aunque crece”. La previsión de Mapfre Economics es que los precios se mantengan altos este año, en el 4,3% y desaceren al 2,3% en 2024. En este sentido, destaca que los efectos de la política monetaria “llegarán rezagados” para bien y para mal. La inflación, por ejemplo, tardará en bajar hasta dos trimestres, mientras que las entidades endurecerán más la concesión de crédito.
En cuanto al empleo, cree que el paro también puede aumentar porque España tiene un problema estructural y tras varios años de problemas coyunturales, como la pandemia o la guerra, se acaba erosionando el mercado laboral. “Es probable que crezca un 1%”. Pese al contexto, Gonzalo de Cadenas-Santiago insiste en que no estamos a las puertas de una crisis como la de 2008 “ni de lejos”.
Y si ocurre una crisis similar “estamos todos mejor preparados”, aunque los mecanismos de ayudas de entonces no son los de ahora, porque la política monetaria es restrictiva y todavía persisten las heridas del covid, como se puede ver con las pymes que han cerrado. Además, el ahorro que se generó en el confinamiento se está agotando y el sector público cerrará el grifo. “No hay tanto con lo que endulzar la situación”.
En cuanto a la Eurozona, el servicio de estudios de Mapfre prevé una contracción económica en 2023, que comienza desde el primer trimestre. Se teme que la industria europea caiga en declive si no se logra resolver la crisis energética, pues los inversores podrían volcarse a países con energía más barata. Además, existe el riesgo de que la contracción económica se agudice por la postura monetaria BCE. Estos problemas hacen que, en el cómputo anual para 2023, las previsiones caigan hasta el -0,1% frente al 0,0% del informe anterior. El país más afectado de la región será Alemania, con una contracción anual del -0,9% debido a la desaceleración en el consumo, una menor producción industrial y una caída en las exportaciones. Este crecimiento negativo en Europa, sería el más bajo desde la recesión de 2008 quitando el Covid.
A nivel mundial, los analistas prevén que la economía desacelere en 2023 hasta el 2%, siete décimas menos de lo previsto en octubre del año pasado. La caída confirma, según sus previsiones, la entrada en un periodo de estanflación global caracterizado por un débil crecimiento económico y aún altas presiones inflacionarias, el cual se prolongará al menos hasta 2024, cuando el crecimiento del PIB se elevará hasta el 2,7%.
“Pese a un renovado optimismo por los datos de tercer trimestre, existen todavía muchos riesgos. Dependerá del balance de fuerzas entre la oferta y demanda a nivel global que transitemos o no a un escenario de recesión con precios elevados”. Se contemplan nuevas interrupciones en la cadena de valor, esta vez de productos tecnológico, y esto repercutirá en los precios. Además, asistiremos a una mayor desaceleración de la demanda.
El sector asegurador no estaba preparado para la inflación
En la presentación de este informe, Ricardo González, director de análisis, estudios sectoriales y regulación de Mapfre Economics comentaba que el sector asegurador se ha enfrentado a una inflación muy alta en 2022 que además no se esperaba “lo que implica que no ha habido oportunidad de incluirla en las previsiones y ha erosionado la rentabilidad de las aseguradoras”. A ello se unió la fuerte corrección de los mercados financieros que ha afectado a los bonos soberanos (-15%) y a la renta variable, con una caída del 20% en el S&P, del 33% en el Nasdaq o de casi el 12% en el EuroStock.
“Todas las categorías de activos sufrieron correcciones, pero el 2023 evoluciona hacia un escenario diferente” asegura. La inflación ya es esperada y además empieza a estar controlada por los programas de política monetaria, los bancos centrales retiran estímulos y hay activos financieros “con rentabilidades atractivas”, algo que necesitaban las entidades para saca al mercado productos de ahorro con rentabilidad atractiva.