La economía catalana avanza con fuerza, aunque la situación mundial es de desaceleración, con la guerra comercial abierta por Estados Unidos como el gran factor de incertidumbre y freno para la economía global. Catalunya crecerá este año menos que el año pasado, pero más de lo previsto, un 2,9%, según la Cambra de Comerç de Barcelona, que ha mejorado en tres décimas su anterior previsión. Y, la mejor noticia de todo, aunque la toman con prudencia, es el crecimiento de la productividad.
El PIB catalán mejorará este 2025 un 2,9%, después de hacerlo un 3,6% en 2024, mientras que para 2026, se prevé que se incremente un 2,4%. La mejora de la previsión para este año tiene que ver con el crecimiento de la inversión privada, que compensa la menor aportación al PIB de la inversión pública, y la mejora de las exportaciones, que no se esperaba después de la moderación de 2024 y en el marco global de guerra comercial por los aranceles aprobados por Donald Trump en EEUU.
“Estamos en un ciclo muy positivo, que debemos celebrar, y debemos aprovecharlo, porque no es evidente que podamos mantenerlo. Tenemos una situación envidiada en todo el mundo de crecimiento, incluso el presidente de los EUA bromea sobre ello, pero seguimos teniendo el segundo paro más alto de Europa”, ha explicado Josep Santacreu, presidente de la Cambra de Comerç de Barcelona, que también ha destacado “el buen momento del sector exterior, que no es evidente”, y la diversificación de mercados de las empresas catalanas en un momento de freno en los países que son principales receptores de los productos catalanes, como Alemania, Francia e Italia.
Joan Ramon Rovira, jefe del Gabinete de Estudios Económicos de la Cambra de Comerç de Barcelona, ve en la economía catalana un círculo virtuoso: “Hemos entrado en una fase de crecimiento en la que se retroalimentan los efectos positivos. Sube la ocupación, que tiene un impacto positivo en el consumo, y al subir el consumo anima la inversión y la producción, que impulsa la ocupación”.
Uno de los factores que impulsa el crecimiento es el consumo de los hogares y las familias, a pesar de que tienen un nivel de ahorro alto para una época de bonanza. “Si antes veíamos que el consumo privado crecía menos que el PIB, y lo que tiraba de la economía era el consumo público, de cara a 2026 crecen más, están tomando el relevo del crecimiento. Estamos viendo un crecimiento muy equilibrado, los elementos se compensan los unos con los otros”, ha explicado Rovira. El motivo es el alza de la ocupación y del poder adquisitivo, que este año sube por una mejora de los salarios que casi duplica el IPC.
La subida de las exportaciones es otro elemento, que no se esperaba. De enero a julio, las exportaciones catalanas suben un 1,1%, mientras que en España lo hacen un 0,5% y países como Alemania y Francia, principales receptores de las exportaciones catalanas, caen cerca de un 9%. La nota negativa es que la inversión en construcción “no avanza lo suficiente para resolver uno de los principales problemas de la economía, la falta de vivienda”.
La productividad, al alza
La cámara ha destacado la subida de un indicador que preocupa mucho a las empresas: la productividad, que recupera niveles previos a la pandemia, tanto la total como la productividad por trabajador y por hora trabajada. Rovira lo ha destacado, pero ha advertido que “la mejora de la productividad tiene un efecto positivo en la economía, pero no es inmediato, y no sabemos si se confirmará en el futuro”.
Uno de los factores que puede impactar son los aranceles impuestos por Estados Unidos. “El efecto real del impacto arancelario aún lo tenemos que ver. Se espera que vaya repercutiendo negativamente de forma gradual en los próximos trimestres. Nosotros tenemos un impacto directo bastante moderado, pero somos muy dependientes de la economía francesa y alemana, que ya están sufriendo el impacto de la ralentización mundial”, ha explicado Rovira.
“Tenemos que seguir impulsando los sectores más productivos, así mejoraremos la productividad del conjunto del país”, ha añadido Josep Santacreu, que ha hecho un llamamiento a los gobiernos a impulsarla: “La productividad es un tema de todos, que tiene que ver con las políticas públicas y las inversiones de las empresas, para seguir teniendo un tejido empresarial competitivo”.