En un foro empresarial en Bilbao, Luis de Guindos, vicepresidente del Banco Central Europeo, ha ofrecido un análisis exhaustivo del estado de la economía española, con especial atención a la vivienda y sus efectos en el conjunto del sistema. De Guindos ha estructurado su intervención en torno a las que ha considerado las "dos grandes fortalezas" de la economía española en la actualidad. Por un lado, ha destacado un sistema financiero "saneado" que ha superado con éxito las pruebas de resistencia más exigentes.
Por otro lado, ha señalado la notable "competitividad" que la economía española ha logrado acumular desde 2013. "La economía española ganó mucha competitividad a partir del año 2013, es decir, desde la implementación de la reforma laboral, y esto se puso de manifiesto en los datos de exportación. España empezó a tener superávits en la balanza de pagos cuando tradicionalmente siempre habíamos tenido déficits", ha explicado el vicepresidente del BCE.
Estas dos cuestiones son, según De Guindos, los pilares fundamentales que hay que "intentar mantener en el futuro", más allá de otros retos "tan sociales como políticamente muy importantes, como es el de la vivienda". Según su opinión, son precisamente estos elementos los que "pueden garantizar que la economía española siga creciendo por encima de la media europea". En cuanto a la evolución del crecimiento, De Guindos ha reconocido que la economía española "lo está haciendo bien", con una tasa cercana al 3%, cifra muy superior a la que la Comisión Europea proyecta para la zona euro (1,3% este año). No obstante, ha instado a ir más allá de las cifras y analizar los "determinantes" de este incremento del PIB para evaluar si este modelo es "sostenible en el tiempo".
El dilema de la vivienda
De Guindos ha dedicado una parte sustancial de su intervención a analizar lo que ha considerado el problema más urgente de la economía española: la vivienda. El vicepresidente del BCE apunta que "cuando tienes un incremento muy fuerte de la constitución de hogares, a consecuencia de la inmigración y del aumento de la población, tienes que hacer frente a este incremento de la demanda con un incremento de la oferta", ha puntualizado con claridad. Según su análisis, el mercado que debe absorber esta presión demográfica inicialmente no es el de la construcción de nueva vivienda sino el mercado de alquiler. Y es aquí donde, según De Guindos, se encuentra el núcleo del problema: "la regulación está limitando la oferta de vivienda de alquiler".
En relación con la posibilidad de una nueva burbuja inmobiliaria en España, De Guindos ha señalado diferencias significativas respecto a la situación vivida entre 2008 y 2011. Ha recordado que, en aquella época, además de una subida "muy fuerte" de los precios, existía una "burbuja de crédito, con un incremento" de la financiación, y que precisamente este factor fue el que llevó a la crisis del sistema financiero español. En cambio, en la actualidad, aunque ha habido una subida de precios que "empieza a ser importante", De Guindos insiste en que ahora "no hay burbuja de crédito", de manera que la situación es diferente.
El vicepresidente del BCE insiste en que el problema de la vivienda en España no está en la financiación —que "está disponible y es prudente"— sino en la regulación y, sobre todo, en el mercado de alquiler, que debe ser "el colchón que debe absorber el incremento fuerte de la población que está habiendo en España". Una de las partes más destacadas de su intervención ha sido el análisis sobre el papel que ha desarrollado la Sareb, constituida en 2012 para gestionar activos inmobiliarios tóxicos de entidades financieras que necesitaron ayudas públicas.
De Guindos explica que Sareb se puso en marcha "no porque a Mariano Rajoy" o a él (en aquel momento ministro de Economía) les gustara constituir un banco malo", sino porque había una situación "tremenda" con unos activos inmobiliarios que "estaban lastrando" el sistema y se decidió "traspasarlos al banco malo" con "la esperanza de que subieran los precios" y retornar la deuda. Ahora que estos activos han subido de precio, según De Guindos, se presenta un dilema fundamental: se podría utilizar este incremento del precio de la vivienda para retornar la deuda, o bien —en una decisión que califica de "perfectamente comprensible desde el punto de vista político"— se puede "regalar 40.000 viviendas y suelo para construir otras 45.000 viviendas a precio cero".