La Agencia Internacional de la Energía (AIE) le dio la razón a la ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, durante la jornada ayer, al menos de forma indirecta. En el informe trimestral que la Agencia publicó ayer, la misma admitía sus dudas sobre cuál será la demanda de china de gas natural licuado (GNL), la materia prima que, sin lugar a dudas, se ha convertido en el elemento energético salvador de Europa en la crisis energética. El Viejo Continente, ante la escasez de suministro debido a los repetidos cortes de Rusia y con unos precios energéticos elevados, tuvo que buscar otras opciones para poder satisfacer la demanda energética en invierno.

El gas natural licuado proveniente de metaneros viene siendo la alternativa más efectiva para las naciones europeas, que pese a haber potenciado la inversión en renovables y haber puesto en marcha proyectos clave para el futuro energético de varios Estados miembro, aún sobreentienden que los combustibles fósiles son una parte elemental en la generación energética.

Teresa Ribera advirtió de la influencia de China

Pese a que Europa vivió un tramo final de año relativamente ‘tranquilo’ en lo que a suministro energético se refiere, Teresa Ribera incidió en una entrevista a mediados de enero en LaSexta que China podría ser el factor más desequilibrante para los precios energéticos. La ministra recalcó que la paralización de la actividad económica del país asiático debido al azote de la covid-19 hizo más sencillo que Europa se pudiera aprovisionar de la forma en la que lo ha hecho durante el invierno. Pese a esto, la vicepresidenta tercera del Gobierno de España alertó de que “no podemos echar las campanas al vuelo por cómo puede afectarnos la reapertura de China, no solo en la seguridad del suministro, sino en las tensiones que pueda haber sobre los precios energéticos”.

Según los últimos datos del Gas Infraestructure Europe, las reservas de gas natural de la Unión Europea se encuentran en la última semana al 63,74% de la capacidad disponible. Bien es cierto que esta cantidad ha caído sustancialmente debido a que las temperaturas han dejado de ser tan benignas como fueron a mediados de diciembre y principios de enero. Sea como fuere, los oradores de la Comisión Europea han recalcado que hay reservas suficientes para atravesar el invierno y confirman que habrá abastecimiento para la próxima temporada invernal.

China es el tercer máximo demandante de gas natural

Pero el hecho de que China no haya estado operativa en el mercado energético ha simplificado la vida del Viejo Continente. Y es que, que el tercer mayor consumidor de gas natural rebajase la demanda en un 21% en 2022 ha allanado el camino a una Europa que no ha tenido problema en adquirir GNL a su antojo. Ahora, con la reactivación de la economía china, la maquinaria económica del país asiático volverá a ponerse a punto, lo que equivaldrá a una mayor demanda energética, tanta que ni la propia Agencia Internacional de Energía puede cuantificar cuál podría ser.

El escenario más preocupante para Europa que atisba la AIE es el de una China que absorbería un 35% más de GNL que en 2022 por una subida del consumo del hidrocarburo del 9,4%. De darse esta situación, el país no podría abastecer la demanda ni con sus propios yacimientos ni con la entrada de gas a través de gasoductos.

De darse esta situación, llegaríamos al hipotético escenario que planteó Teresa Ribera. Y es que, un mayor volumen de demanda china podría tensar los precios energéticos, complicando la coyuntura económica aún más y recrudeciendo la crisis energética aún vigente. La AIE advierte de que esto podría generar “una feroz competencia en los mercados internacionales y podría hacer que los precios volvieran a los niveles insostenibles del verano pasado”. Teresa Ribera apeló a China como el “factor individual más importante” sobre los precios energéticos, y parece que la Agencia Internacional de Energía también compra ese discurso.

2023, un año de retos para la Unión Europea

Juan Carlos Higueras, profesor de EAE Business School, explicó en ON ECONOMIA que “cuando China activa su maquinaría de producción, y además crece, se vuelve más dependiente de la energía que debe comprar en el exterior porque necesita más volumen energético, y por ello recurre al mercado, como el resto de países”. Según varios estudios, China es el demandante del 25% de la energía total del planeta.

Sea como fuere, 2023 se antoja como un año de retos para los países de la Unión Europea. Atendiendo a las cifras que reportó durante la jornada de ayer la AIE, el consumo de gas cayó en un 13% en 2022, motivado por los elevados precios del hidrocarburo y la tendencia de los Estados miembro de buscar alternativas más económicas. Y este deber convertirse en el apartado clave de los países europeos. Todos ellos deben seguir apostando por energías alternativas a los combustibles fósiles no sólo para rebajar la dependencia de estos, sino para cumplir con las metas de la transición energética. Aunque el gas aún se antoja clave, 2023 debe ser un ejercicio en que el forjen nuevas vías de consumo más eficientes y se trabaje en reducir la dependencia del hidrocarburo. De esta forma, la reactivación de China y el más que probable azote al mercado energético no afectará tanto a la comunidad europea.