El mercado del gas y, sobre todo, el suministro del hidrocarburo en los países de la eurozona sigue siendo una de las preocupaciones y una de las obligaciones de las naciones europeas. Pese a que los Estados miembro de la Unión Europea, entre los que figura España, llevan meses trabajando en diversificar el suministro energético, los países siguen hipotetizando acerca de escenarios más complejos que el actual.

Si algo ha quedado claro en el presente ejercicio es que la volatilidad y la incertidumbre se han convertido en dos características intrínsecas de los mercados. El alza de precios, unido a la problemática generada por la guerra en Ucrania, han llevado a las naciones europeas a una situación compleja, marcada por la crisis energética. Durante todo el año, Rusia ha tenido un toma y daca con el Viejo Continente por el suministro energético. Pese a que los países han buscado herramientas para alejarse de la dependencia rusa, el gas del país liderado por Putin sigue siendo crucial para el motor energético de Europa.

Los riesgos para la economía española

Y aunque parece que la situación se ha estabilizado algo más con respecto hace dos meses, el Banco de España, en su informe trimestral acerca de la economía española, valora dos escenarios en los que el protagonista sigue siendo el mercado del gas y las dificultades a las que podría enfrentarse el país ibérico en el caso de que el escenario actual se oscurezca.

El organismo bancario comenta que los “riesgos sobre las proyecciones económicas están orientados a la baja para la actividad y al alza para la inflación”. La escalada del IPC ha sido otra de las problemáticas a las que el país se sigue enfrentando. En el último tramo del año, la inflación se ha situado sobre el 6,1%, siendo esta la más baja de los países de la Unión Europea.

Además de ello, el Banco de España detalla que “el principal riesgo se deriva de la materialización de desarrollos en los mercados energéticos que pueden diferir significativamente de los contemplados en el escenario actual”. Tras ello, el organismo monetario alude a que los riesgos estarían focalizados “fundamentalmente sobre el mercado del gas”. La institución central cree que los problemas podrían venir “a través de la evolución de los precios, como a través de las cantidades” del gas.

Los escenarios que plantea el Banco de España

Pese a que España, como la mayoría de las naciones de la Unión Europea, se ha cubierto ante un escenario más problemático, el banco central valora la posibilidad de que la situación pueda recrudecerse o, por el contrario, de que evolucione positivamente. A lo largo del año se ha visto como la coyuntura energética ha sido compleja de atisbar. Los cambios han sido una constante y nada ni nadie garantiza que no pueda haberlos en un futuro a corto plazo.

El primer escenario que plantea el BdE se construye sobre la variación en el precio del hidrocarburo. El organismo monetario hipotetiza acerca una situación desfavorable en el que “se asume que, desde el nivel actual, el precio del gas se incrementa gradualmente hasta situarse, en enero de 2023, en el máximo que alcanzó el pasado mes de agosto”. En dicha fecha, el gas sobrepasó la barrera de los 225 euros por megavatio hora en el Mibgas. El Banco de España cree que, en el peor de los casos, el precio del gas ascendería por encima de la cota récord sellada en agosto y se mantendría hasta el tercer trimestre de 2024, tal y como indican en el informe.

Al contrario, el BdE lanza una hipótesis en la que la situación es favorable. Con este escenario, la institución cree que los precios del gas “si situaran en los niveles más reducidos desde octubre de 2022”, cuando el valor del hidrocarburo bajó hasta los 25 euros por megavatio hora.

¿Y si nos quedamos sin gas?

El segundo escenario que plantea el Banco de España está cimentado sobre las cantidades de gas. “En él, se asume que la capacidad de Europa para sustituir en el corto plazo las importaciones de gas procedentes de Rusia es limitada y se sitúa en la parte baja del rango de estadísticas de sustitución considerado Quintana”, explica el BdE. En este caso, el organismo monetario habla de la posibilidad de que Europa se quede sin suministro bien porque no encuentra un sustitutivo, por una oleada con un invierno más frío que liquide las reservas o porque no se encuentra otra fuente de energía que satisfaga la demanda.

¿Cómo afectaría al PIB y al IPC de España?

La institución explica que, de darse el escenario negativo, el PIB en 2024 tendría un retroceso de 1 punto porcentual y la inflación escalaría un 1,5%. El lado opuesto está con una situación favorable, en la que, según las hipótesis del BdE, el PIB crecería cerca de un 0,5% y la inflación se aliviaría cerca de un 1%.

El Banco de España ya ha planteado los posibles escenarios a los que la economía española y el sector energético se tendrá que enfrentar en 2023. Todo dependerá de las variaciones actuales de los precios del gas, además de los posibles cambios que pueda haber en Ucrania con el transcurso de la guerra. Al mismo tiempo, el factor climatológico también tiene peso sobre el precio del gas y, sobre todo, sobre la capacidad de abastecimiento que España tiene ahora mismo. Varias derivadas que podrían llevar al país a un escenario más adverso que el actual, o a uno más favorable.