Hoy quiero analizar contigo cómo los medios de comunicación nos han contado una noticia de gran relevancia: las negociaciones a nivel europeo sobre el proceso de adhesión de Ucrania y la aprobación de más financiación para Kiev. 

No se trata de analizar las posiciones de los Estados miembro, ni siquiera las razones que llevan a Hungría a estar radicalmente en contra, tanto de enviar más dinero a Kiev como de sumarle al proyecto europeo. Aunque sí me parece que debería escucharse mucho más lo que Orbán tiene que decir al respecto, porque es interesante. 

Se trata, en definitiva, de analizar cómo nos cuentan las cosas, que en realidad no son exactamente así. 

El jueves tenía lugar la reunión del Consejo de la Unión Europea, donde los principales líderes de los 27 tendrían que abordar, entre otras cuestiones, el inicio de la anexión de Ucrania a la UE, y la aprobación de fondos específicos para su guerra.  Antes de esta reunión ya se sabía que habría un problema: la postura de Hungría, que ha manifestado siempre estar en contra. Sin la unanimidad, es decir, con su voto en contra, estas propuestas no saldrían adelante y se mantendrían bloqueadas como hasta ahora. 

Casualmente, esta semana conocíamos que Bruselas descongelaba diez mil millones de euros de sus fondos suspendidos. Las mentes malpensantes podríamos imaginar que esto era un intento de Ursula y sus colegas para “engrasar” a Orbán, para que suavizase su postura en la reunión del jueves. 

Sin embargo, no ha sido así. La reunión del jueves de los líderes de los 27 estaba tensa y se mantuvo el bloqueo en ella por parte de Hungría. Algo que aparentemente cambió según los titulares que comenzaron a aparecer en la prensa durante la tarde. 

Aquí tienes una muestra que afirma el levantamiento del veto por parte de Orbán

En este otro titular puedes ver cómo nos afirmaban que Orbán había cedido y había permitido que la UE abriera las negociaciones de adhesión para Ucrania

Sin embargo, lo que sucedió en esa sala necesita ser contado con los matices pertinentes. Hecha la ley, hecha la trampa, y precisamente fue el canciller alemán, Olaf Scholz quien urdió una curiosa estrategia para conseguir desbloquear la situación. 

Durante tres horas las posturas se mantuvieron inamovibles. Orbán no daba su brazo a torcer. Fue entonces cuando el alemán tuvo su ocurrencia. Dicen que la idea venía de sus viejos tiempos en las juventudes socialistas. La jugada consistió en invitar al húngaro a tomarse un café fuera de la sala, ausentarse así de la reunión y permitir que todos los demás “votasen por unanimidad” de los 26. De este modo, no constaría su “no”, pero tampoco su “sí”. 

Una manera curiosa de tomar una decisión por “unanimidad”, que según los expertos nunca antes se había llevado a cabo. Pero que, ciertamente, está prevista dentro de la normativa

Fue de este modo que el consejo sacó adelante la propuesta para que comiencen las negociaciones sobre la anexión de Ucrania. Pero esto no significa, ni mucho menos, que ya cuente con el apoyo para ser un estado miembro más. De hecho, Orbán se encargó de dejar claro en sus redes sociales que Hungría estaría en contra igual que lo ha estado hasta ahora. 

Ante la publicación en las redes sociales del húngaro de su postura, los medios tuvieron que matizar los titulares. Sobre todo porque el paquete económico no salió adelante, y ahí sí, Hungría dijo un claro “NO”. Resultaba ya complicado seguir vendiendo que Orbán había “cedido” y los titulares que podíamos encontrar horas después nos mostraban ya un relato distinto. 

Llegados a este punto del análisis, me pregunto dónde queda la democracia en la Unión Europea, dónde queda nuestro derecho a que se nos informe sin manipulaciones que están al servicio de intereses que, obviamente, nos pillan muy lejos. 

¿Era consciente Orbán de que votarían mientras salía a tomar un café? ¿O lo hicieron a sus espaldas? ¿En caso de haberlo acordado, qué se puso sobre la mesa para permitir este comportamiento?

¿Qué unanimidad es esta?