Si Volkswagen es el mayor fabricante mundial de automóviles, Toyota es el segundo y, según todo indica, ninguno de los dos tiene claro que la estrategia de descarbonización de la movilidad privada que se plantea desde la UE sea la mejor.; está claro que algo falla en la revolución de la movilidad. Volkswagen, a través de su filial Porsche, está ya trabajando en combustibles sintéticos para poder seguir vendiendo coches de combustión y Toyota es más contundente aún: el director ejecutivo del instituto de investigación de la marca ya dice claramente que lo de electrificar la movilidad va para largo.

En la cumbre del G7

Gill Pratt, que así se llama, no lo ha dicho además en una entrevista concedida a un medio especializado o entre amigos y simpatizantes: lo ha soltado nada menos que en la última reunión del G7. Para Pratt, la electrificación de la movilidad privada va a llevar más tiempo del previsto. ¿Por qué? Pues, según él, porque faltan materias primas para fabricar baterías y porque no hay suficientes recursos de recarga renovables. Los objetivos que se han planteado a corto plazo desde la UE son inalcanzables y, por tanto, en 2035 seguirán existiendo (y circulando) coches de combustión.

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Enfoque gradual

Toyota considera que hace falta un enfoque más gradual y que, en él, serán clave los coches híbridos y los que funcionarán con hidrógeno, como el Mirai. La marca prepara ya versiones de hidrógeno del Corolla y del Hilux y considera que en el futuro convivirán diferentes sistemas de propulsión. Hasta el biocombustible tendrá cabida.