En los últimos meses, hemos visto grandes avances en los robots humanoides. Por poner un ejemplo, el Optimus de Tesla ahora es capaz de limpiar, aspirar y sacar la basura, estando un paso más cerca de convertirse en el mayordomo robótico de nuestros sueños (si no se le adelantan los chinos, que también tienen uno capaz de servir café y hacer tostadas; perfecto para preparar desayunos).

La mayoría de los robots humanoides son muy parecidos: un conjunto de cables y extremidades de metal que busca recrear la apariencia de las personas de carne y hueso. Si a caso, el más diferente —y perturbador— es el Protoclone V1, que es un androide bípedo diseñado para replicar los movimientos humanos de manera natural mediante más de mil músculos artificiales sintéticos.

La mayoría de nosotros no conocemos en profundidad el «cuerpo» de los robots humanoides. Ni si tienen un elemento que simule la columna vertebral para que puedan estar de pie como nosotros. Lo que sí sabemos es que acaban de inventar una especie de cuello robótico inspirado en los músculos del cuello humano que podría marcar un antes y un después en la industria.

Un cuello robótico realista para completar una cabeza animatrónica realista

https://www.youtube.com/watch?v=VtN5VJx5tRY

 

Will Cogley tiene un canal de YouTube con 137 mil suscriptores en el que se dedica a crear robots animatrónicos de alto nivel combinando sus conocimientos en mecánica, electrónica y creatividad artística. Este ingeniero en mecatrónica acaba de presentar en uno de sus vídeos más recientes un cuello robótico de inspiración biológica.

Su invento está inspirado tanto en la anatomía humana como en una plataforma Stewart; utiliza seis actuadores lineales en miniatura para conectar la cabeza con los hombros, permitiendo movimientos muy realistas (atención a los que se sienten incómodos por el fenómeno del valle inquietante).

Toda la programación del cuello la hizo en Python, implementando algoritmos de cinemática inversa. Según Cogley, la cabeza puede colocarse en la posición deseada y el programa calcula automáticamente los movimientos necesarios para que cada actuador lineal logre esa pose específica. Un ordenador gestiona los actuadores lineales mediante placas de circuitos diseñadas a medida por Cogley. Esta placa gestiona la distribución de energía, suministrando diversos voltajes para satisfacer las distintas necesidades de los motores de cuello y cara.

Anteriormente, Cogley creó globos oculares realistas capaces de girar en cualquier dirección y que cada párpado parpadeara de forma independiente, ofreciendo total libertad de movimiento para crear animatrónicos reales. Otro de sus proyectos exitosos fue el de un corazón impreso en 3D.

El pasado 2024, el ingeniero presentó una cabeza animatrónica robótica totalmente impresa en 3D con piel de silicona realista, combinando de manera magistral la precisión en ingeniería con el estilo artístico y el diseño de código abierto.

Respecto al cuello, Cogley se enfrentó a varios retos, como evitar movimientos bruscos. Para solucionarlo, incorporó una columna vertebral artificial flexible que emula el diseño humano. Imprimió en 3D vértebras rígidas y las conectó con discos flexibles que, después de cierto refinamiento, proporcionaron con éxito un soporte estable pero flexible.