La pandemia, y especialmente el tiempo que tuvimos todos que pasar encerrados en cada, ha estrechado los lazos de quienes tienen perro en casa con sus animales. Tanto es así que, según un estudio elaborado por Rover.com, marketplace de servicios para mascotas, entre sus usuarios; el 56% de los encuestados afirma que estaría encantado de poder llevar su perro a la oficina.

El 24% de las personas encuestadas admite que eso no sería posible

Con todo, el 24% de las personas que han participado en el estudio elaborado por Rover.com y que manifestó su deseo de llevar al perro a su lugar de trabajo recapacita y dice que no sería posible porque el animal “es muy movido”. Nacho Sierra, experto en comportamiento animal, recuerda que no es buena idea crear un “exceso de dependencia” en los animales: “si no acostumbramos a nuestro perro a gestionar su soledad, luego muchos pueden padecer de estrés y ansiedad por separación, ladrar de manera compulsiva y destruir objetos”. En todo caso, y si no se trata de un perro guía, una oficina, una fábrica o un comercio no resulta a priori un lugar apropiado para un animal. Quien no quiera dejarlo solo durante sus horas de trabajo siempre puede optar por desempeños que permitan trabajar desde casa. Hoy, gracias a las TIC, es posible, pero incluso las empresas tecnológicas están volviendo a la presencialidad. El modelo del futuro, parece, será híbrido.

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En el equilibrio, la virtud

El estudio indica también que el 67% de las personas que han participado en él se siente mal al separarse de su animal de compañía. Para estos casos, el etólogo aconseja mantener un equilibrio “entre la necesidad de que aprendan a estar solos y la de evitar el aburrimiento y la inactividad”.  Sierra recomienda que, si no se puede pasar tiempo con el animal suficiente como para garantizarle paseos y ejercicio diario, es buena idea echar mano de cuidadores. En relación a las vacaciones, el consejo es que el animal acompañe a la familia de la que forma parte y que los dueños no tengan miedo a los transportines si se viaja en transporte público, ya que el animal percibe estos elementos "como una madriguera" y se siente protegido en ellos. En el estudio de Rover.com han participado 1.000 propietarios de animales.