El ser humano ha encontrado en la energía nuclear un gran aliado para reducir la contaminación producida por la quema de combustibles fósiles, la cual emite una gran cantidad de gases CO2 (dióxido de carbono) a la atmósfera. Estos gases son los encargados de provocar el efecto invernadero, una de las causas del cambio climático. Hasta ahora, los combustibles fósiles (petróleo, gas o carbón) eran imprescindibles en diversas industrias, como la automotriz o energética, pero su uso se está reduciendo paulatinamente gracias a la electrificación y energías renovables.
Estados Unidos ha usado energía nuclear para producir hidrógeno, con el objetivo de encaminarse a un futuro más verde (aunque Donald Trump no pretende abandonar los combustibles fósiles, sino poner trabas a las energías renovables). Reino Unido, por su parte, ha firmado un acuerdo multimillonario para entregar energía limpia a cerca de seis millones de hogares durante varias décadas.
Son varios los proyectos alrededor del mundo que buscan aprovechar las ventajas de la energía nuclear para cuidar el medioambiente. Por ejemplo, Noruega tiene planes para construir reactores nucleares flotantes con los que impulsar la industria marina y, al mismo, tiempo, reducir las emisiones. El objetivo es suministrar electricidad a las plataformas marinas cercanas, además de a la red terrestre.
Los pequeños reactores modulares no son solo cosa de grandes tecnológicas para abastecer sus centros de datos
Norsk Kjernekraft, desarrollador de proyectos nucleares con sede en Bergen, y Ocean-Power AS, empresa de Ronglan que busca convertirse en un proveedor de electricidad offshore (energía generada en instalaciones ubicadas en el mar, generalmente alejadas de la costa, siendo la más común la eólica marina), firmaron un MoU (Memorando de Entendimiento) hace unos días, con el objetivo de construir plantas de energía nuclear flotantes por pequeños reactores modulares (SMR).
Los pequeños reactores modulares estarán en barcazas (embarcaciones de fondo plano sin medios propios de propulsión mecánica), desarrollando así nuevas soluciones energéticas sostenibles que requieren un uso mínimo de tierra. “Este es un paso importante en la dirección correcta para garantizar un compromiso a largo plazo con la energía nuclear en Noruega que involucre a lo mejor la industria noruega”, afirmó Jonny Hesthammer, director ejecutivo de Norsk Kjernekraft.
Esta colaboración tiene la misión de crear plataformas nucleares marinas cercanas a la costa, capaces de suministrar electricidad fiable y sin emisiones a las zonas con mayor demanda: desde centros industriales remotos hasta instalaciones marinas. “Con la reducción de la actividad en el sector petrolero necesitamos nuevos emprendimientos industriales, y la energía flotante podría ser uno de ellos”, explicó Hesthammer. Aseguró que la experiencia de Norsk Kjernekraft en proyectos nucleares es crucial para desarrollar soluciones energéticas innovadoras y fortalecer el papel de Noruega en el mercado global de energía limpia.
Estas centrales eléctricas flotantes estarían equipadas con sistemas de ciclo combinado que utilizan turbinas de gas y vapor. Cada una de ellas, de 200 a 250 MW, suministraría electricidad a plataformas cercanas en su versión marítima o inyectaría energía a la red eléctrica para su uso en tierra. De este modo, el dióxido de carbono de los gases de escape se capturaría y se inyectaría en una formación geológica cercana, se transportaría mediante tuberías o se licuaría y enviaría por barco para su utilización o almacenamiento permanente.