Al final, los señores de Volvo tendrán razón: lo de limitar de fábrica la velocidad de los coche es una gran idea pero, eso sí, deberían ir un poco más allá: los 180 kilómetros hora de velocidad máxima con la que los elegantes coches de la marca escandinava salen de fábrica son demasiados en España porque la DGT mantiene en nuestras carreteras unos singulares radares de nombre Velolaser que te cazan sin que te des cuenta.

Casi 3.000
De momento, aseguran tener 2.710 de estos pequeños dispositivos que puede instalarse en un guardarraíl con un par de tornillos y un soporte, ubicarse encima de un trípode o instalarse dentro de uno de esos coches aparentemente inofensivos que esperan en un arcén a nadie sabe muy bien qué. Pesan poco, casi no se ven y sirven para multar mucho. Una bicoca, vaya, tanto para la recaudación como, no lo neguemos, la seguridad vial.

Cada radar cuesta 8.800 euros
Estos pequeños cinemómetros cuesta unos 8.800 euros por unidad y están siendo utilizados a discreción en toda nuestra red de carreteras. Durante los próximos años, su número crecerá y, lo más inquietante es que multan sin que te des cuenta, porque se disponen sin que, unos metros más allá del punto de la infracción, una amable pareja de agentes te pare para entregarte la multa. En Suecia, después del robo masivo de radares que han sufrido, ya están pensando en comprar unos parecidos a estos.