Son una especie invasora que, en algunas ciudades, ha desplazado en parte a las palomas autóctonas y, ahora, son protagonistas de un hecho insólito: se comunican de manera distinta a como lo hacen sus parientes que viven en Sudamérica, el territorio desde conde llegaron. Son las cotorras. En Barcelona, se las considera exóticas invasoras porque se han establecido en un ecosistema, hábitat natural o seminatural y esta introducción es un agente de cambio y una amenaza para la diversidad biológica autóctona, sea por su comportamiento invasor, que desplaza a las especies autóctonas, o porque modifica el hábitat.

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Estudio

No lo dice un cualquiera: quien lo afirma es un grupo de investigadores del Instituto Max Planck de Comportamiento Animal y Antropología Evolutiva. Su estudio se ha publicado, además, en la prestigiosa revista Behavioral Ecology y evidencia que los sonidos que las cotorras europeas emiten para comunicarse entre ellas no son los mismos que los que utilizan sus equivalentes del otro lado del Atlántico. El estudio se ha realizado en ocho ciudades europeas.

Diferencia

También conocidas como periquitos monje, las cotorras argentinas que proliferan en España, Bélgica, Italia y Grecia muestran, y así lo explica Stephen Tyndel (coordinador del estudio) que los sonidos que emiten las cotorras europeas varían entre las diferentes ciudades estudiadas. A las mismas se puede haber llegado, detalla el estudio, mediante procesos pasivos en los que los errores de copia entre aves generaron diferencias sutiles que luego se convirtieron en distintivas al adoptarlas un grupo o, también, de manera activa. En este caso, las aves actuarían de manera consciente y utilizarían unos sonidos concretos para identificarse como miembros de un grupo. ¿Podemos hablar de dialectos?