Si volver a la Luna es el anhelo inmediato de las potencias con programa espacial propio, llegar a Marte es la próxima frontera. La NASA, de la mano de SpaceX, trabaja ya en versiones del cohete Starship que podría permitir llegar al planeta vecino; pero, mientras, China toma la delantera en un asunto crucial: la disponibilidad de oxígeno en la superficie marciana.

Estar y llegar
A Luna se llegó en 1969, pero nadie ha sido capaz de quedarse allí. En el caso de Marte, dada la complejidad que entraña un viaje hasta su superficie, no bastará con posarse allí y tomar unas cuantas fotos y vídeos mientras se recogen muestras de rocas. El objetivo es más ambicioso e implica desarrollar en la superficie del Planeta Rojo bases permanentes, algo que se baraja también para la Luna. Ahí llegados, la disponibilidad de oxígeno es crucial y en China tienen una respuesta a ese desafío: un robot.
Primero, agua y, después, oxígeno
El robot, dotado con un sistema de IA es capaz de identificar rocas a partir de las que se puede fabricar agua y, con ello, generar el oxígeno que los humanos precisan para poder vivir en Marte. El robot ha analizado mediante láseres de alta potencia la composición de diferentes meteoritos marcianos que se han puesto a su disposición y aplicando 3,7 millones de fórmulas ha identificado la combinación de elementos que permite producir primero agua y luego oxígeno. Además, existe otro sistema para producir este gas: desarrollarlo a partir del abundante dióxido de carbono de la atmósfera marciana. Sea como sea, parece que China lleva ventaja.