Tras dos intentos fallidos, que terminaron en explosiones sobre el Atlántico, SpaceX vuelve a la carga. La Administración Federal de Aviación de Estados Unidos ha autorizado el lanzamiento del noveno vuelo de prueba de la Starship, el cohete más potente jamás construido y pieza clave en los planes de Elon Musk para llegar a Marte. O en los de la NASA, para regresar a la Luna.
Starship ultima una de sus pruebas más peliagudas tras meses de fallos
El próximo lanzamiento de SpaceX no será un lanzamiento cualquiera. La FAA ha ampliado las zonas de exclusión aérea y marítima, tanto en Estados Unidos como en otros países y la razón es que los fallos anteriores han elevado el riesgo de que algo salga mal. Y si eso ocurre, los escombros pueden recorrer cientos de kilómetros antes de alcanzar el mar.
En primer lugar, sabemos que el despegue podría tener lugar, como pronto, este martes 27 de mayo y sería iniciado desde Starbase, la base espacial privada de SpaceX en Texas. Aunque no hay fecha oficial, los avisos a pilotos y marinos ya han sido emitidos. Estaríamos ante el tercer intento de vuelo con la versión mejorada del Starship, conocida como Block 2.
En las dos ocasiones anteriores, que tuvieron lugar en los meses de enero y marzo, el vehículo acabó desintegrándose en la alta atmósfera tras perder el control, todo parece indicar que por diversos fallos en la segunda etapa. Según SpaceX, el primer incidente se debió a fugas de combustible causadas por vibraciones imprevistas, mientras que el segundo, aun sin causa oficial, apunta a un fallo similar.
La FAA, en la actualidad, considera que el programa de pruebas puede volver a reanudarse, aunque deberá hacerse bajo estrictas condiciones. Tendrá que haber más de 1.600 millas náuticas de espacio aéreo restringido, alrededor de 3.000 kilómetros, afectando a más de 70 rutas comerciales e internacionales. Se estima que unos 175 vuelos podrían sufrir retrasos medios de 40 minutos.
Los objetivos de la nueva prueba vuelven a ser los mismos de anteriores ocasiones: alcanzar más de 160 kilómetros de altitud y una reentrada controlada sobre el Índico, al noroeste de Australia. Sin embargo, en esta ocasión también se quiere comprobar el desempeño del nuevo escudo térmico, uno de los componentes críticos para que Starship sea reutilizable.
Por el momento, sabemos que ya está casi todo listo, ya que tanto la nave como el propulsor han superado, recientemente, encendidos estáticos. Si el calendario se mantiene sin contratiempos, la Starship podría alzarse de nuevo en solo unos días. Eso sí, el pronóstico meteorológico anticipa un 30% de probabilidad de tormentas. Sin embargo, ¿quién dijo que la exploración espacial era sencilla?