Durante la primavera de 2025, el noroeste de Europa ha sufrido una sequía excepcional, mientras que el mes de mayo ha sido el segundo más cálido a escala mundial desde que hay registros, según el Servicio de Cambio Climático de Copernicus (C3S). Países como el Reino Unido y otras zonas de Europa han registrado una falta importante de precipitaciones, hecho que ha generado preocupación por posibles problemas en el suministro de agua durante el verano y ha provocado pérdidas en las cosechas.
Según los datos de Copernicus, la temperatura media mundial en mayo de 2025 ha sido de 15,79 °C, es decir, 0,53 °C por encima de la media del periodo 1991-2020. Esta cifra representa también un incremento de 1,4 °C con respecto a la media de la época preindustrial (1850-1900). Eso pone fin a una serie de 21 de los últimos 22 meses en que la temperatura media global ha superado los 1,5 °C con respecto a los niveles preindustriales.
Carlo Buontempo, director del C3S, ha explicado que este breve descenso no supone ninguna mejora real, ya que se espera que el umbral de 1,5 °C se vuelva a superar pronto a causa del calentamiento persistente del sistema climático. Este límite de 1,5 °C, establecido al Acuerdo de París del 2015, se evalúa en periodos de décadas; por lo tanto, un año puntual que lo supere no implica incumplimiento, pero sí que muestra el agravamiento de la emergencia climática.
El clima seco ha sido especialmente persistente a muchas zonas del norte y centro de Europa, así como al sur de Rusia, Ucrania y Turquía. Algunas regiones del noroeste europeo han registrado los niveles más bajos de precipitación y humedad del suelo desde como mínimo 1979.
La sequía, un problema global
La sequía también ha afectado a otras partes del mundo. En mayo de 2025, muchas zonas de la Norteamérica, el Cuerno de África, el Asia central, el sur de Australia, el sur del África y de la América del Sur han sido más secas de lo que es habitual. Estas condiciones extremas forman parte de una tendencia climática global cada vez más preocupante.
Además, se han observado temperaturas anómalamente altas en la superficie del mar, especialmente en el Atlántico nordoriental, donde se han alcanzado niveles récord. Este fenómeno marino extremo refuerza todavía más las evidencias del calentamiento global y de sus múltiples efectos.
En conjunto, los datos de mayo de 2025 ponen de manifiesto la gravedad creciente del cambio climático, con impactos visibles en las temperaturas, la disponibilidad de agua y la seguridad alimentaria. La tendencia sigue siendo alarmante y refuerza la necesidad urgente de medidas climáticas decididas a escala global.