El mar Mediterráneo es uno de los puntos críticos del cambio climático en el mundo. Así de claros son desde la Unión por el Mediterráneo (UpM) y la red de científicos del Mediterranean Experts on Climate and environmental Change (MedECC), que avisan que se calienta un 20% más rápido que la media mundial y es “uno de los mares con más contaminación por plásticos del mundo”. Precisamente, estos días se está celebrando la cumbre mundial del clima COP30 de Brasil, donde expertos y mandatarios de todo el mundo debaten sobre la crisis climática actual, en un contexto en el que el negacionismo climático va en aumento, de la mano de los discursos de la extrema derecha, cada vez más extendidos tanto en Occidente como en otros lugares del planeta. 

Grammenos Mastrojeni, secretario general adjunto de la UpM, y la profesora Magda Bou Dagher Kharrat, miembro de la red MedECC, presentan este jueves en la COP30 los “hallazgos científicos extraídos de las últimas investigaciones disponibles” sobre la situación en el Mediterráneo. Como ya constataron en el primer informe de la red MedECC, publicado el año pasado, unos 20 millones de personas habrán abandonado la costa mediterránea en 2100 debido al aumento del nivel del mar provocado por el calentamiento global del planeta. Así, ciudades como Barcelona, Venecia, Túnez o Alejandría están en riesgo y pueden sufrir “graves consecuencias” en las infraestructuras, el turismo y el patrimonio cultural. Ante esta emergencia, Barcelona, precisamente, hará un simulacro de calor, a 50 °C, el primer trimestre de 2027 y durará más de un día. 

Calentamiento global, menos precipitaciones y lluvias más extremas

Este calentamiento global está provocando que, ahora mismo, el nivel del mar suba 2,8 mm al año, aunque a finales del siglo XXI puede haber aumentado un metro de media, según los expertos de la red MedECC. La media del calentamiento en la región mediterránea, respecto a los niveles preindustriales, ya ha llegado a los 1,5 °C aproximadamente. Este es el límite marcado en el Acuerdo de París de 2015 para limitar el impacto del cambio climático. De cara a 2100, los científicos prevén que se sitúe entre los 2,2 °C y los 5,6°, en función de las emisiones.

En cuanto a las precipitaciones, se calcula que disminuirán entre un 10% y un 30%, lo que agravará el llamado estrés hídrico en la agricultura, los sistemas energéticos y las ciudades. Por el contrario, el espacio formado por el País Valencià, las Baleares y Catalunya se presenta como una zona de alto riesgo para futuras DANA. En conversación con ElNacional.cat, el catedrático de Análisis Geográfico Regional y director de la Cátedra de Cambio Climático en la Universidad de Alicante, Jorge Olcina explicaba que "el Mediterráneo tiende a un clima cada vez más extremo" y hacía referencia a lo que él llama la trilogía mediterránea: "Sube la temperatura, las lluvias son más irregulares y los eventos extremos (como las DANA) se presentan con más frecuencia e intensidad".

De esta manera, la pérdida de biodiversidad se está acelerando tanto en los ecosistemas terrestres como en los marinos, agravada por la creciente presión de las actividades humanas. La red de científicos MedECC también asegura que los sistemas alimentarios sufren "un descenso en el rendimiento de cultivos tan emblemáticos como el olivo, la vid y el trigo", mientras que la reducción de las poblaciones de peces aumenta la dependencia de las importaciones. Por otro lado, la carga para la sanidad pública va en aumento debido a las olas de calor cada vez más frecuentes, la propagación de las enfermedades transmitidas por vectores y el deterioro de la calidad del aire. De hecho, en Catalunya 1.153 personas murieron por causas asociadas con el calor el verano de 2024, según concluye un estudio del Institut Global de Barcelona (ISGlobal).