El Ayuntamiento de Barcelona quiere poner a prueba la ciudad y ver cómo sería un día a 50 grados. Por eso ya prepara un simulacro de calor que se hará el primer trimestre de 2027 y durará más de un día. Así lo ha detallado la primera teniente de alcaldía del Ayuntamiento de Barcelona, Laia Bonet, en declaraciones a la Agencia Catalana de Noticias (ACN). Bonet también ha explicado que hasta finales de 2026 se hará un diagnóstico de la situación y una planificación del simulacro, y el primer trimestre de 2027 se hará el ejercicio que recogerá dos tests, uno para simular cuál sería el impacto de los efectos de la temperatura sobre el terreno y el otro para coordinar los servicios municipales. Una delegación de la ciudad, con Bonet al frente, explicará el simulacro de calor en la cumbre C40 de alcaldes que se celebra la semana que viene en Río de Janeiro (Brasil) y que está a las puertas de la COP30.

Desde el consistorio, sin embargo, ya han informado de que el simulacro se hará en "espacios" determinados de la ciudad, aún por concretar, más que barrios enteros. "Lo que buscamos no es una respuesta a escala de ciudad, sino ensayar y sacar conclusiones", ha indicado la teniente de alcaldía. También se espera que las conclusiones sirvan para actualizar los protocolos ante episodios de calor extremo. El simulacro se enmarca en el Plan Calor 2025-2035 del Ayuntamiento, que promueve una estrategia de larga duración con más de cuarenta acciones concretas para preparar la ciudad a largo plazo a los efectos del cambio climático. Algunas de las acciones a corto plazo ya se han puesto en práctica, como el programa de sombras, que “dotará de 194 estructuras de sombra nuevas a final de mandato”, el refuerzo de los refugios climáticos o la duplicación de los espacios de juegos de agua infantil de 4 a 8, con el objetivo futuro de tener un espacio de estos en cada distrito.

¿Cómo será el simulacro?

Laia Bonet también ha explicado los primeros detalles del simulacro. Aunque ha asegurado que "durará más de un día", el Ayuntamiento aún tiene que determinar si serán dos, tres o cuatro, por ejemplo. Lo que sí que ya se sabe es que el experimento se dividirá en dos partes: la primera, que servirá para testar la situación sobre el terreno, y la segunda, que pondrá a prueba la coordinación de los servicios implicados. En la primera parte, se recrearán los 50 grados en espacios concretos de la ciudad para determinar los "efectos" de un episodio de temperatura extrema, aunque esto "no quiere decir subir la temperatura, sino que quiere decir recrear los efectos", ha puntualizado Bonet. Es decir, "qué pasaría con la salud, los desmayos, etcétera", ha añadido.

En cuanto a la segunda parte del simulacro, servirá para poner a prueba la coordinación de los servicios implicados, el "gabinete de crisis", que implicaría a los servicios municipales, los de emergencias, los de salud, los operadores de servicios, Protecció Civil y el resto de actores clave en un episodio de estas características.

Una diagnosis previa

Antes, sin embargo, se hará un diagnóstico durante el 2026 que conllevará conocer "con detalle" aspectos como "cómo aguantarían las infraestructuras" pero también movilizar los sectores clave y coordinar los servicios implicados en una situación de estas características. En este sentido, se recopilará información para saber "cómo actuar, qué debe hacer cada uno llegado el momento". Según Bonet, en este diagnóstico inicial es "clave" la proyección climática y, por eso, se reclamará la colaboración del Servei Meteorològic de Catalunya (SMC) para trabajar las proyecciones climáticas de los próximos años. Estas proyecciones servirán para ver, por un lado, "en qué escenarios se podría llegar a episodios de 50 grados", y por otro, cuál es la "sensación térmica" llegado un episodio así.