La contaminación aumenta el riesgo de demencia, según un estudio publicado en The Lancet Planetary Health y que ha sido dirigido por investigadores de la Universidad de Cambridge (Reino Unido). Si bien recientemente ya se había identificado la contaminación atmosférica como un factor de riesgo de la enfermedad, la solidez de las pruebas y la capacidad para determinar un efecto han sido variables. Ahora, el equipo científico de Cambridge ha hecho un metaanálisis con datos de casi 27 millones de personas y ha puesto de manifiesto la relación entre la exposición durante mucho tiempo a la contaminación y la demencia. Y para nosotros, la conclusión es clara: Barcelona se tendría que preocupar, ya que los datos no son las mejores.

Los investigadores han llevado a cabo una revisión sistemática y un metaanálisis de la literatura científica existente para examinar a fondo esta relación. Concretamente, han analizado 51 estudios y han seleccionado 32, casi la mitad de los cuales son de Norteamérica —por delante de Europa, Asia y Oceanía—. Así, han encontrado una asociación positiva y "estadísticamente significativa" entre tres tipos de contaminantes atmosféricos y la demencia, de los cuales destacamos dos: las partículas en suspensión con un diámetro de 2,5 micras o menos (PM2,5) y el dióxido de nitrógeno (NO2).

Partículas PM2,5, demencia y Barcelona

Respecto a las partículas PM2,5, se trata de un contaminado compuesto por partículas tan pequeñas que pueden inhalarse profundamente en los pulmones. Provienen de varias fuentes, como las emisiones de los vehículos, las centrales eléctricas, los procesos industriales y el polvo de la construcción, y pueden permanecer en el aire durante mucho tiempo, además de desplazarse a gran distancia del lugar donde se produjeron. Según los investigadores, por cada 10 microgramos por metro cúbico (μg/m³) de PM2,5, el riesgo relativo de demencia aumentaría en un 17%.

Es verdad que Barcelona ha consolidado la tendencia de mejora de la calidad del aire y las partículas PM2,5 se mantienen en niveles estables desde el 2013, pero todavía están por encima de los umbrales que marca la UE para 2030 (10 μg/m³) y la OMS (5 μg/m³). En 2024, el nivel de exposición de los barceloneses a partículas PM2,5 fue de 14 μg/m³, según datos de la Agència de Salut Pública de Barcelona (ASPB). A la estación de vigilancia del Eixample (en la calle Comte d'Urgell), este junio se ha llegado a los 15 μg/m³. Se trata de cifras que aumentarían el riesgo de sufrir demencia, de acuerdo con el estudio de Cambridge.

El NO2 aumenta el riesgo y supera umbrales

En el caso del NO2, es uno de los principales contaminantes que se generan a la hora de quemar combustibles fósiles. Se encuentran en los gases de escape de los vehículos, especialmente los diésel, y en las emisiones industriales, así como en las de las estufas y calentadores de gas. La exposición a altas concentraciones puede irritar el sistema respiratorio, empeorar y provocar enfermedades como el asma, y reducir la función pulmonar. Como con las partículas PM2,5, el riesgo relativo de demencia se incrementaría un 3% por cada 10 μg/m³ de NO2.

Los datos de 2024 constatan la tendencia del descenso del NO2 en Barcelona, aunque la situación es la misma que la descrita anteriormente: los niveles todavía superan los del umbral de la UE para 2030 (20 μg/m³) y de la OMS (10 μg/m³). El nivel de exposición de los barceloneses a NO2 fue de 25 μg/m³ en 2024, más del doble de la cifra que advierte el estudio de Cambridge —y el valor más bajo registrado desde el 2018, vale a decir—. En la estación del Eixample, los niveles de junio se han situado en 30 μg/m³.

Las demencias se triplicarán en 2050

Y hay que tener en cuenta que la capital catalana no es la ciudad con el aire más contaminado del país: según datos de la empresa suiza IQAir para 2023, Mollet del Vallès (16,1), Santa Perpètua de Mogoda (16,1) y Granollers (15,1) son las tres urbes catalanas con los niveles más altos de PM2,5, por delante de Reus (12,5), Barcelona (11,5), Rubí (11,2), Tarragona (10,5) e Igualada (10,4).

"Nuestro trabajo aporta más pruebas que apoyan la observación de que la exposición prolongada a la contaminación atmosférica exterior es un factor de riesgo para la aparición de demencia en adultos que anteriormente disfrutaban de buena salud", concluye uno de los investigadores, Haneen Khreis. ¿Pero cómo es que la contaminación puede provocar demencia? Se han propuesto varios mecanismos para explicarlo, como la inflamación del cerebro y el estrés oxidativo (un proceso químico del organismo que puede causar daños en células, proteínas y ADN). Una de las limitaciones de la investigación de Cambridge ha sido el hecho de que la mayoría de las personas incluidas en los estudios eran blancas y vivían en países de altos ingresos, aunque los grupos marginados tienden a estar más expuestos a la contaminación atmosférica. Los autores recuerdan que se calcula que demencias como el alzhéimer afectan más de 57,4 millones de personas por todo el mundo, a una cifra que se prevé que se triplique hasta alcanzar los 152,8 millones de casos para el 2050. El impacto en las personas, las familias, los cuidadores y la sociedad en general es, sin ningún tipo de duda, inmenso.